sábado, 4 de abril de 2009

Artivismo o arte social. Smart mob en Madrid contra la cumbre del G-20

He aquí un ejemplo de artivismo o arte social basado en las "multitudes inteligentes".

El G20 se ha reunido en Londres esta semana. Varios colectivos sociales han mostrado en Madrid su rechazo a las medidas propuestas en la Cumbre en una performance desarrollada el día 2 de abril de 2009 en la plaza del museo Reina Sofía.

La convocatoria se realizó a través de una lista de distribución en Internet, mensajes de correo electrónico, páginas webs de los activistas, teléfonos móviles, etc. por medio del siguiente mensaje: El G-20 mata: un SMARTMOB en Madrid el día de la Cumbre de Londres. Pásalo.

Según la wikipedia, "las multitudes inteligentes (smart mobs, flash mobs o mobs en inglés) se organizan espontáneamente a través de Internet o de dispositivos móviles de comunicación con fines que puede ser completamente lúdicos o con fines que tienen una fuerte carga política. Se diferencia del 'marketing vivo' en que los participantes no son actores que representan una situación, sino que son personas reales que interactúan libremente con un fin común. El término fue acuñado por Howard Rheingold en su libro Multitudes inteligentes. La próxima revolución social. Barcelona, Gedisa, 2004.

El contenido del mensaje que acompañaba a la cita era el siguiente:

REUNIDOS PARA MATAR

El G-20 mata. Los Jefes de Estado y de Gobierno se han reunido en Londres con el objetivo de estudiar y adoptar medidas para solucionar la grave crisis en la que se encuentran las grandes economías del mundo. Sus economías.

Se han reunido precisamente en Londres, el más importante paraíso fiscal del mundo, donde se oculta a las Haciendas de los Estados reunidos, y por tanto a toda la ciudadanía, el capital fraudulentamente acumulado

El G-20 mata. Porque aunque los políticos pretenden derivar a financieros, banqueros y empresarios la ira de los ciudadanos y ciudadanas, los políticos son tan responsables de la degeneración del capitalismo como los financieros, los banqueros y los grandes empresarios.

El G-20 mata. Porque son los representantes de unas economías regidas por la avaricia. Y la avaricia mata.

Mata físicamente a esa buena parte de la humanidad que muere de hambre y de sed. Y moralmente a los millones de residentes en sus 20 países, y de todos los países a partir del 211, expulsados del trabajo productivo para arreglar los balances de las empresas. A los millones de ciudadanos a los que se hurta la sanidad y la enseñanza públicas, para entregarlas a la iniciativa privada, buscando tan solo el beneficio monetario. A los millones de jóvenes a los que ofrece un futuro de trabajo precario, temporal y mal pagado. Y a los millones de mayores a los que peligra una jubilación digna.

El G-20, un organismo privado, sin la legitimidad de la ONU y otras organizaciones internacionales, pretende solamente hacer correcciones a un sistema basado en la acumulación de riqueza y poder por unos pocos y que ha llegado a su límite.

El G-20 mata. No tiene voluntad de cambio y no piensa dar los pasos para implantar un nuevo sistema de relaciones económicas que se base en la solidaridad entre toda la ciudadanía del planeta y que busque el bienestar general.

El G-20 mata. A los que no somos políticos, ni financieros, ni banqueros, ni grandes empresarios, ni les servimos para conseguir sus grandes ganancias. En definitiva, a la gran mayoría de los ciudadanos y ciudadanas del mundo.

Y para hacerlo utiliza instrumentos de apariencia inofensivos, medios de comunicación y en especial las televisiones.

Madrid, 3 de abril de 2009

1 comentario:

Anónimo dijo...

siempre por la justicia, siempre