viernes, 23 de enero de 2009

La lectura digital: soportes, dispositivos y formatos

La lectura ha sufrido procesos de transformación a lo largo de la historia, vinculada no sólo a los cambios introducidos por las diferentes tecnologías de escritura, sino también a la función social que tanto la lectura como la propia escritura han representado para cada período histórico y cultural.

Es a partir del siglo XVII cuando la lectura, antaño reservada a unos pocos (monjes y estudiantes de las universidades y academias), se convierte en una actividad algo más masiva debido no sólo a la mecanización llevada a cabo por la imprenta y la revolución industrial, sino también a una mayor democratización y universalización de la educación y la cultura.

La lectura intensiva y en profundidad de los siglos precedentes (se leían y estudiaban hasta la saciedad, incluso de memoria, uno o unos pocos libros) da paso a una actividad más superficial y extensiva con la proliferación exponencial de documentos impresos de todo tipo: libros, revistas, periódicos, etc. La explosión de la sociedad de la información actual, nos conduce hoy al problema contrario: la sobreinformación y sobreabundancia de todo tipo de publicaciones impresas que, unida a la constante presencia de la publicidad en nuestras calles y medios de comunicación, nos sume en un océano constante de información visual escrita en donde es difícil discriminar la información que es importante y que nos interesa.

La aparición del hipertexto supone un nuevo cambio histórico y tecnológico que quizás tenga repercusiones culturales puesto que afecta los modos tradicionales de lectura secuencial del texto. La lectura de un hipertexto por parte de un usuario/lector se basa en la navegación o exploración de los contenidos. Esta lectura por exploración o navegación difiere de la lectura tradicional de un documento. Además, al margen de la secuencialidad del libro impreso y la multisecuencialidad del libro en pantalla, la lectura sobre una pantalla electrónica es mucho más activa, el lector hace barridos visuales y búsquedas de fragmentos de interés. Se trata de una lectura extensiva, más superficial y horizontal, mientras que la lectura de un libro impreso es mucho más pausada, inmersiva, intensiva, en profundidad, vertical de abajo arriba y prolongada en el tiempo.

A pesar de este cambio profundo en la manera de leer y mirar, lo cierto es que los jóvenes se han adaptado rápidamente a las pantallas y a las consolas gracias a la industria del videojuego y los multimedia, y que en muchas ocasiones las prefieren a los libros.

La navegación ha sustituido a la lectura lineal y a cualquier forma de lectura no lineal se la denomina navegar por la información. La información es un espacio a recorrer, un camino a explorar y los enlaces del del hipertexto son los que nos permiten, mediante los anclajes de partida y de llegada, saltar de un nodo a otro y de una información a otra. En la lectura y navegación de un hipertexto nos movemos de una pantalla a otra saltando sobre las olas o dejándonos llevar por ellas en un mar de información; claro que ante la inmensidad de tal océano también podemos sentirnos náufragos y ser tragados por tan procelosas aguas si es que no contamos con las herramientas y los conocimiento adecuados para llegar a buen puerto.

Antonio Rodríguez de las Heras en su obra Navegar por la información hablaba de bucles abiertos: la información se articula en diferentes nodos compuestos por una sucesión de pantallas, de manera que una de las pantallas de un bucle pertenece también a otro bucle. Para este autor, hemos pasado de las superficies donde se proyecta la imagen (la pantalla de cine y la del televisor) a una nueva superficie que se proyecta sobre el lector, la "interficie", esto es, una membrana que posibilita el encuentro físico del lector ccon las palabras y las imágenes, que al tocar los pliegues de ese texto se desplaza por él y lo transforma. (Rodríguez de las Heras, Antonio. Navegar por la información. Madrid, Fundesco, 1991).

Es curioso que la bidimensionalidad del hipertexto en la pantalla nos dé mayor sensación de tridimensionalidad que un objeto como el libro que sí es verdaderamente tridimensional. Pero no es el objeto en sí mismo, sino la información contenida en él la que parece cobrar una nueva dimensión. Las dimensiones de la página ponen límites al texto, como también ponen límites al texto las dimensiones de la pantalla, pero en el hipertexto la pantalla no sólo se expande mediante las barras de desplazamiento horizonal y vertical (Rodríguez de las Heras habla de hipertexto, el texto plegado), sino que también se multiplican. Podemos abrir varias ventanas a la vez y esto provoca una sensación de movimiento, no sólo las ventanas parecen navegar dentro de la pantalla, sino que la propia información y nosotros mismos navegamos con ellas.

Además, para que el usuario pueda tener control sobre su ordenador, para manejar un programa informático o para moverse por el hipertexto, las pantallas no muestran símbolos a modo de algoritmos como en los primeros tiempos de la informática, sino interfaces gráficas (no presentan texto, sino imágenes) para que los usuarios se comuniquen con las máquinas o con el hipertexto. Así hay una mayor sensación de espacio real en el espacio virtual de la pantalla. Este hecho también ha dado origen a la llamada interactividad y proliferan no sólo los dispositivos de lectura, sino también los de visualización gráfica y audición -los llamados periféricos del ordenador- entre los cuales la pantalla sigue siendo uno de los dispositivos imprescindibles.

El documento hipertextual posee características propias como la duración temporal, la situación espacial, la variabilidad de la presentación o la reutilización del documento o de sus partes en la generación de nuevos documentos. Además de una diferencia fundamental: la utilización de aparatos entre los que son imprescindibles un dispositivo de visualización como es la pantalla, un ordenador y un programa de lectura o navegación (que puede ser el navegador o explorador web u otro programa de lectura y navegación). La lectura hipertextual requiere, pues, nuevas herramientas, soportes y dispositivos de lectura y navegación.

Según Nielsen/NetRating, cada persona consulta una media global de 1,594 páginas web al mes, y en cada sesión de navegación cuya media es de 1:02:09 h., miramos 43 páginas y nos paramos en cada página unos 50 segundos. Pasamos frente al PC unas 37 horas al mes (datos de noviembre de 2008). En España estas cifras se estiman en una consulta media de 44 páginas web al mes y pasamos 50:37:52 h. frente al PC. La consulta a una página dura, igualmente, 50 segundos (datos de febrero de 2009), mientras que en Estados Unidos son 11 sesiones o visitas por persona al mes y pasan 11:19:16 h. frente al PC, aunque la lectura en cada página se demora a 53 segundos (datos de marzo de 2009).


Dispositivos de lectura

La pantalla se ha convertido en uno de los principales dispositivos de lectura actuales y en un dispositivo indispensable para la lectura de hipertextos.

El soporte de la lectura de un documento hipertextual puede ser el papel, en el caso de que imprimamos el archivo digital en cuestión. Sin embargo, de esta manera no nos podremos mover a través de los enlaces y perderemos las principales funcionalidades del hipertexto. La pantalla de ordenador sí permite aprovechar al máximo los recursos que no están disponibles a través de la lectura sobre papel, como también lo puede hacer la lectura a través de la pantalla de un libro electrónico, del televisor o de cualquier otro dispositivo provisto de pantalla, como una agenda electrónica, un ordenador de bolsillo, un PDA (Personal Digital Assistant), un teléfono móvil, etc.

Así pues, lo mismo que los documentos sonoros y audiovisuales han necesitado de un equipamiento físico para su lectura y consulta, el hipertexto y la hipermedia precisa de un equipamiento tanto físico (hardware) como lógico (software) como soporte de lectura y navegación.

El problema de la no portabilidad o transportabilidad del ordenador, ha conducido a la búsqueda de otros dispositivos que sí sean transportables y que no condicionen la lectura o navegación de un documento digital a la utilización de un sitio fijo y en una postura determinada. Así han surgido los llamados libros electrónicos o e-books. Con este término se denomina tanto al nuevo dispositivo de lectura diseñado para leer libros electrónicos, como a las obras en sí mismas y a los programas que se pueden instalar tanto en ordenadores de sobremesa y portátiles, como en dispositivos especiales de bolsillo y que sirven para la lectura de estos libros digitales.

El libro electrónico es una realidad reciente que está disponible actualmente y que permite recibir miles de documentos o seleccionar uno a uno varios documentos, en el formato y peso de un libro en papel. Suelen tener la dimensión de un cuaderno o una página DIN A-4 y constan de un microprocesador para guardar y buscar la información; una tarjeta de red para las conexiones a Internet; un puerto de conexión al ordenador; y otros dispositivos que permiten moverse por la pantalla (de forma táctil o mediante un puntero de ratón, un punzón, flechas de dirección, etc). Para facilitar la lectura, la obras se pueden editar según las preferencias personales: tipo y tamaño de letra, etc.

Todos estos dispositivos de lectura para leer libros digitales permiten la lectura digital con tecnologías hipertextuales.

También se han llevado a la práctica proyectos como el uso de tinta electrónica o e-ink impulsado por el Massachussets Institute of Technology (MIT). Este proyecto consiste en un nuevo dispositivo que utiliza un nuevo tipo de papel de unos pocos milímetros de grosor y que se monta sobre un soporte que tiene una carga eléctrica positiva o negativa que permite cambiar la polaridad de unos gránulos o microcápsulas de colores para formar las letras o imágenes. Así pues, sobre estas páginas digitales que funcionan a modo de circuitos de cables invisibles, se imprime esta tinta electrónica y se consiguen libros electrónicos que imitan la apariencia de los libros impresos, aunque su contenido varía en función del texto o la obra seleccionada en cada momento.

El formato de libro electrónico no sólo se utiliza en dispositivos electrónicos independientes, sino que también se ha adaptado para recibir obras y editarlas en la pantalla de nuestro ordenador. Sólo hay que descargar un programa de lectura ad hoc (los más conocidos son Adobe Reader y Microsoft Reader) y ejecutarlo en nuestro propio PC y ya podemos bajar los "libros" electrónicos de la red. Existen un gran número de títulos que están disponibles en este tipo de formatos y que se pueden adquirir en algunas librerías digitales presentes en Internet.

En castellano, podemos encontrar y descargar libros digitales a nuestro ordenador, en las siguientes bibliotecas y librerías digitales:



Los libros electrónicos imitan el diseño y presentación clásicos de la lectura para que ésta sea lo más parecida a la de un libro impreso. Cuentan con tablas de contenido y enlaces para poder acceder a las diferentes obras. Los libros se leen página a página o a doble página, y se avanza y retrocede mediante el teclado o con un clic de ratón pulsando sobre un icono de avance y/o retroceso. También es posible dirigirse a una página concreta tecleando su número o deslizando el ratón sobre una barra de desplazamiento dispuesta para tal fin. Es posible seleccionar partes del texto para iluminarlas, copiarlas, imprimirlas, etc. y ofrecen la posibilidad de hacer anotaciones, dibujos o marcas. También es posible descargar sólo los capítulos que nos interesen sin tener que adquirir todo el libro o incluso formar nuestro propio eBook con capítulos de varios eBooks. Los eBooks no sólo reproducen texto, sino también sonidos, gracias a un programa de lectura por voz que incluyen los principales programas. Así pues, se puede optar entre la lectura y la audición de la obra y esta es una opción muy útil para personas con alguna discapacidad auditiva. También es posible formar una Biblioteca con los distintos libros que hayamos descargado en nuestro ordenador u otro dispositivo de lectura. En la biblioteca, los distintos eBooks se pueden organizar por orden de títulos, autor, fecha de última lectura, tamaño del libro, fecha de adquisición, etc.

Los formatos de lectura

La diferencia entre un libro analógico y un libro digital radica en que este último requiere de dispositivos adicionales para su lectura, como un ordenador, un sistema de visualización y un programa. El programa puede ser tanto el navegador de Internet como un programa específico de lectura y navegación. En el libro analógico, la información se imprime en papel y este soporte constituye un objeto de tres dimensiones. Por el contrario, en el libro digital la información se imprime sobre una superficie de visualización de dos dimensiones gracias a un dispositivo informático o electrónico que debe contender necesariamente una pantalla y una memoria.

El formato de lectura y escritura de un eBook difiere en gran manera del de las páginas elaboradas con el lenguaje HTML que constituyen la esencia de un hipertexto en la WWW. Un libro digital (una monografía en el sentido técnico documental) tiene unos límites bien definidos y se presenta como un único volumen cerrado, aunque también posee enlaces internos y externos como un hipertexto. Un eBook no tiene por qué tener enlaces, aunque la mayoría los tienen y los programas que los gestionan suelen poseer herramientas hipertextuales. El sistema utilizado en la Web y el sistema de los e-books constituyen dos sistemas de gestión de hipertextos distintos cada uno con su programa de lectura y navegación propios y con un formato de codificación de la información distinto.

Todos los documentos son susceptibles de ser convertidos tanto al estándar eBook, como al estándar HTML de la World Wide Web. El formato de lectura más utilizado es sin duda, el formato HTML de la Web legible con el navegador web, sin embargo, van cobrando fuerza los distintos formatos de libros electrónicos o eBooks. Entre ellos, destacan:

  • Formato .PDF: es el formato de lectura de Adobe Acrobat (y otros) y el más utilizado en la red por ser un estándar abierto. Los documentos o "libros" puede leerse utilizando el programa AdobeReader, que se puede descargar desde: http://get.adobe.com/es/reader/. En este programa se unificaron las aplicaciones Acrobat eBook Reader y Acrobat Reader.
  • Formato .LIT: Se trata del formato de Microsoft que se puede leer utilizando el programa Microsoft Reader y que puede ser descargado desde: Microsoft Reader: http://www.microsoft.com/reader/es/

Por ejemplo, eBrary es otro lector pdf que ofrece numerosas funcionalidades como búsquedas simples y avanzadas, agregar y modificar marcadores, destacar texto, añadir notas, guardar favoritos y puntos de interés, zoom para ampliar o reducir el tamaño del texto y acomodar la lectura al gusto del lector, etc. http://www.ebrary.com/

Los eBooks también se distribuyen en formatos que pueden adaptarse a su lectura no sólo en PC, sino también en una PDA (Pocket PC) y otros dispositivos de lectura electrónica que cuenten con una pantalla y memoria (como por ejemplo, los teléfonos móviles). Como las características de salida de estos son muy diferentes, principalmente por el tamaño de representación de la pantalla (por ejemplo, el de la PDA es mucho más pequeño y vertical), generalmente se suelen preparar versiones diferentes para cada medio.

Lo cierto es que los ebooks destinados a la lectura en ordenadores personales no tuvieron el éxito de ventas esperado. Librerías como Veintinueve.com de la editorial Planeta tuvieron que cerrar su librería de obras electrónicas tras algunos años de pérdidas. Para muestra valga un dato recogido por José Ángel Martos en la revista Qué Leer: el libro digital más vendido en España fue la edición online del libro de Operación Triunfo (un programa televisivo con gran éxito de audiencia en España, que sacó también a la luz una película y un libro impreso con similar éxito). Pero el éxito de ventas online se limitó a los 600 ejemplares en los primeros meses de comercialización en el año 2002. (Martos, José Ángel. "¿Ser o no ser? Las incógnitas del libro electrónico". Qué leer, número 70, octubre 2002 ) Otra cosa bien distinta sucede con este tipo de libros cuando son gratuitos. Por ejemplo, las obras clásicas ofrecidas por la Librería Virtual Cervantes, gozan de una muy buena acogida si nos atenemos a las descargas de bytes efectuadas desde su página web.

Hace apenas unos años comenzaron a surgir dispositivos independientes que imitaban a un libro en papel y cuya funcionalidad era exclusivamente a la lectura. Se perseguía la portabilidad y la autonomía de los dispositivos de lectura y las pantallas tenían el tamaño suficiente para mostrar documentos en formatos A4 o A5, además de contar con un aceptable nivel de contraste para leer con luz natural. Se desarrollan así el papel y la tinta electrónicos. Ejemplos de estos dispositivos son el iRex iLiad (el primer dispositivo comercializado en España en 2006, que permite leer documentos pdf, Mobipocket y XHTML), el lector PRS de Sony (o Portable Reader System comercializado en Estados Unidos en 2006), el HanLin (el más económico, pero limitado), el STAReBOOK, el Cybook y el Kindle de Amazon (cuyos libros se venden a través del teléfono móvil).

Sin ninguna duda, los libros que mejor se adaptan al formato digital son los llamados "libros herramienta", esto es, los diccionarios, enciclopedias, guías, obras técnicas especializadas, etc. Y nadie duda hoy del éxito del formato .pdf, que es uno de los más utilizados en la red.

En realidad, el libro más leído en la actualidad es la propia World Wide Web, una gran enciclopedia universal y biblioteca en línea, donde están contenidos todos los temas y saberes humanos, y al alcance de cualquiera con sólo un clic de ratón.

María Jesús Lamarca

NOTA. Este artículo ha sido extraído de mi tesis doctoral defendida en la Universidad Complutense de Madrid: Lamarca Lapuente, María Jesús. Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. Madrid, 2006.


Algunos hitos en la historia del libro electrónico:

  • 1971: Michael Hart pone en marcha el Proyecto Gutenberg que propone la digitalización de libros de forma voluntaria para ofrecerlos de forma gratuita a través de la red (comienza en texto plano, pero va admitiendo otros formatos).
  • 1993: Nace Bibliobytes, un proyecto de libros digitales gratuitos en Internet.
  • 1995: Amazon comienza a vender libros a través de Internet.
  • 1996: El proyecto Gutenberg alcanza los 1.000 libros digitalizados.
  • 1998: Son lanzados dos lectores de e-books: Rocket ebook y Softbook.
  • 1998-1999: Surgen numerosos sitios en Internet que venden ebooks, como eReader.com y eReads.com.
  • 2000: Stephen King lanza su novela "Riding the Bullet" en formato digital. Sólo puede ser leída en ordenadores.
  • 2001: Aparece la primera plataforma de distribución de ebooks en español: Todoebook.
  • 2002: Las editoriales Random House y HarperCollins comienzan a vender versiones electrónicas de sus títulos en Internet.
  • 2005: Amazon compra Mobipocket
  • 2006: Sony lanza el lector PRS basado en el papel y la tinta electrónicas
  • 2007: Amazon comercializa Kindle
  • 2008: Adobe y Sony hacen compatibles sus tecnologías ebook (Lector y DRM).
  • 2008: Sony lanza el PRS-505

viernes, 16 de enero de 2009

La escritura digital: soportes, dispositivos y formatos

Tanto los soportes como los dispositivos de escritura han ido variando con el paso del tiempo y el hipertexto no sólo modifica nuevamente dichos soportes y dispositivos, sino que también aporta nuevos formatos de escritura (formatos para el procesamiento, almacenamiento, impresión y presentación de textos, imágenes, audio y otros recursos audiovisuales).

Soportes de escritura

La escritura ha sido siempre secuencial. Desde la piedra y las tablillas de arcilla, pasando por los rollos de papiro ("volumen" en latín) y los códices de pergamino, hasta desembocar en el papel, todos los soportes documentales permitían únicamente la escritura secuencial. Los rollos de papiro eran muy voluminosos y nada manejables. En el siglo IX comenzaron a plegarse los manuscritos en forma de acordeón. Sin duda, se produjo un gran salto con la utilización de hojas de pergamino cosidas al estilo de los "codex" romanos. Había nacido el libro. El pergamino también permitía escribir por las dos caras y no embebía la tinta, por lo que la escritura se podía ilustrar y los códices manuscritos se convirtieron en verdaderas obras de arte gracias a calígrafos, iluminadores y miniaturistas.

En los inicios de la escritura, el pictograma dejó de representar el objeto que designaba y empezó a tomar su sentido del contexto. En 1000 a.C. se produce una verdadera conmoción, la invención del alfabeto. El alfabeto fenicio dio origen al griego y a su alfabeto moderno con vocales. Al dispersarse los arameos hacia el este, fueron los precursores de las escritura hebrea y árabe.

Los reyes de la Edad Media firmaban las leyes con una cruz, no sabían escribir. Durante más de mil años, la escritura fue patrimonio de los monjes. A lo largo de los siglos XII y XIII XII y XIII empieza a haber una demanda creciente de libros debido al nacimiento de las universidades europeas, los copistas no daban abasto. El papel se empieza a utilizar de forma masiva en estos años. A mediados del siglo XV, Gutemberg mecanizó la impresión y "democratizó" el acceso a la cultura. En sus primeros años, la imprenta intentó competir con los códices medievales, se imitaba la letra manuscrita y se dejaban en blanco grandes espacios para que fueran ilustrados por un iluminador. Los libros fueron durante muchos años de gran formato, hasta que se empezaron a hacer en serie y en formato de bolsillo. Ya no se escribía en latín, sino en las lenguas nacionales.

La imprenta no sólo trajo consigo la posibilidad de reproducir textos de forma mecánica, sino también las imágenes a gran escala. La Biblia de Gutenberg de 42 líneas (1454-1455) imita la escritura y la decoración de las Biblias manuscritas de la época, con caracteres góticos y lujosamente iluminada. Seis años después de su impresión ya hay constancia de incunables con imágenes xilográficas (grabadas en madera). Esta técnica se usó ampliamente para la edición de la "Biblia pauperum" o Biblia de los Pobres, cuya misión era adoctrinar a las personas analfabetas, la mayor parte de la población.

A finales del siglo XV ya se utilizan grabados con planchas de metal. Aunque Gutenberg fue el primero en mecanizar la impresión, lo cierto es que en China, desde el siglo XI, ya se conocían los caracteres móviles y que la prensa de rosca se utilizaba de forma cotidiana para prensar la uva y estampar los tejidos, pero se estampaba frotando el dorso del papel o la tela sobre la madera. El primer libro impreso con bloques de madera del que se tiene constancia, data del año 1000 dC. Se trata de The Diamond Sutra, encontrado en el noroeste de China y contiene tanto texto con caracteres chinos, como dibujos grabados.

A lo largo de varias centurias, la imprenta fue mejorándose técnicamente. De la imprenta (plano contra plano) se llegó a la rotativa (cilindro contra cilindro) que permitía mayores tiradas. Así, en 1846 nace en Filadelfia la primera prensa moderna.

En 1796 aparece la linotipia, que tendría fuertes repercusiones sobre el libro y la prensa, pero sobre todo sobre el cartelismo que cobra gran auge a partir de 1860. En 1904, el desarrollo de la impresión en offset, usada en la actualidad, supone un nuevo impulso para el medio impreso.

Libros, periódicos, revistas, boletines, carteles y folletos de todo tipo han conformado durante muchos años el reino exclusivo y privilegiado del soporte papel y de un muy útil dispositivo de escritura: la imprenta. La llegada del ordenador ha revolucionado el mundo de la impresión facilitando aún más sus usos y funcionalidades. La impresión digital sobre papel permite componer texto e imágenes de manera más efectiva y rápida. Pero el ordenador también permite ahora huir de los condicionamientos de la página impresa. La imprenta mejoró el lapso de tiempo entre la producción de los códices y su reproducción por medio de copistas y escribanos e incluso permitió una distribución a mucho mayor escala. La impresión digital perfecciona estas funciones, pero sigue siendo lenta en comparación con la velocidad de los flujos electrónicos. Las funcionalidades del hipertexto escapan de la página en papel para encaramarse y mostrarse en la pantalla. La edición, el almacenamiento en nuevos soportes tanto de tipo magnético (disquetes, discos duros, tarjetas de memoria, etc.) como óptico (CD-ROM, CD-Audio, DVD), y el acceso directo y en línea son, si no un fuerte competidor excluyente, sí una nueva alternativa que emerge con fuerza y dinamismo.

David R. Olson afirma en Cultura escrita y oralidad que e hipertexto y la hipermedia han supuesto un cambio de soporte para el conocimiento y la comunicación tan radical como el cambio que supuso el papel sobre el medio oral. (Olson, David R. Torrance, Nancy (eds.) Cultura escrita y oralidad. Barcelona, Gedisa, 1995).

Dispositivos de escritura

No sólo el ordenador, sino también la imprenta, el pincel, el punzón, la caña, la pluma, la tiza, el lápiz, el bolígrafo, la máquina de escribir manual o electrónica y el teletipo son todos ellos máquinas y artefactos de escritura. Sólo se escribe desde hace seis mil años, aunque el ser humano puebla la Tierra desde hace más de un millón.

Como dice Walter Ong, “El hecho de que comúnmente sintamos la influencia de la escritura sobre nuestros pensamientos muestra que interiorizamos la tecnología de la escritura tan profundamente que sin un tremendo esfuerzo no podríamos separarla de nosotros mismos o incluso reconocer su presencia e influencia”.

Y continúa Ong, “Platón pensó la escritura como algo externo, como una tecnología ajena, como mucha gente piensa hoy del ordenador. Porque actualmente tenemos la escritura tan profundamente interiorizada, la hace así una parte de nosotros, como en la época de Platón que no tenían todavía ésta plenamente como una parte de sí, nosotros encontramos dificultades para considerar la escritura una tecnología como comúnmente se asume que son la imprenta y el ordenador". “En contraposición a lo natural del discurso oral, la escritura es completamente artificial. No hay una forma de escribir “naturalmente”. Las tecnologías son artificiales, pero –otra vez la paradoja- la artificiosidad es natural al ser humano". (ONG, Walter J. "Writing is a Technology that Restructures Thought". The Written Word: Literacy in Transition. Ed. Gerd Baumann. Oxford: Clarendon Press, 1986).

Hoy el teclado del ordenador se ha convertido en la principal herramienta de escritura, pero también contamos con el ratón, los punzones y los lápices ópticos para escribir imágenes; la cámara fotográfica digital para escribir fotos; la webcam y el vídeo digitales para escribir películas; los teclados midi para escribir música, el escáner para digitalizar todo tipo de textos e imágenes y el micrófono no sólo para escribir sonidos de cualquier clase y condición, sino también para escribir textos al dictado. Y la tinta electrónica aun explora nuevos soportes al margen de los tradicionales PCs.

Así, podemos concluir, que los actuales dispositivos de entrada de los ordenadores (esto es, los encargados de introducir los datos y programas del exterior a la memoria central del ordenador), son las nuevas herramientas de escritura, de un nuevo tipo de escritura, la escritura digital.

Entre los principales dispositivos de escritura destacan:
  • Teclado: es una colección de interruptores en forma de teclas (alfanuméricas, numéricas, de función, de movimiento del cursor y de control). Existen diferentes teclados dependiendo del idioma empleado (por ejemplo, el teclado español incluye la letra eñe). En los teclados modernos suelen incluirse otro tipo de teclas para acceso directo a e-mail, Página principal de acceso a la WWW, Buscar en la WWW, Favoritos, etc. e, incluso, incluyen las teclas para el control de los reproductores multimedia, con lo que se puede subir el volumen, avanzar, parar, interrumpir el sonido, etc. operando desde el teclado.

  • Ratón: inventado por Douglas Engelbart en 1968, es un dispositivo tanto de entrada de datos como de control (ver vídeos del primer ratón). Sirve para señalar un punto determinado de la pantalla, lo que nos permite mover el cursor al desplazarlo en una superficie plana. Cuenta con uno o varios botones: izquierdo, derecho, con los cuales se puede operar: un clic sirve para seleccionar el elemento al que apunta, doble clic activa el icono apuntado, un clic sin soltar y desplazar el ratón sirve para mover el elemento (aunque todas estas funciones se pueden modificar). Existen varios tipos diferentes de ratón: mecánico (cuenta con cuenta con una bola de goma por medio de la cual se transmite el movimiento a dos ejes con ruedas dentadas que obturan alternativamente el enlace óptico entre dos células fotoeléctricas (emisora y receptora). La obturación produce la cadena de impulsos eléctricos que, tratados electrónicamente, puede interpretar el software del ordenador y traducirlo en movimientos del puntero sobre la pantalla), óptico (carece de bola de goma y se basa en la tecnología que es capaz de generar y dirigir un haz de luz, pero sus funciones son similares al anterior), inalámbrico (puede ser de bola u óptico, su característica es que carece de cable que le una al ordenador, pero necesita pilas o baterías para funcionar) touch pad (se utiliza en los ordenadores portátiles y consiste en una membrana rectangular pequeña y sensible al tacto que está situada en el teclado por debajo de la barra espaciadora. Al mover los dedos por la membrana provocaremos el movimiento del cursor en la pantalla), track ball (lo que proporciona el movimiento al puntero es la bola y por eso el ratón presenta su bola al alcance del dedo pulgar, único dedo que es preciso mover para lograr el desplazamiento del puntero. Es el modelo más utilizado cuando se dedica a un uso público), etc.

  • Escáner: Es un lector láser que permite convertir originales en formato papel a formato digital (texto o imágenes fijas) para que puedan ser grabadas en cualquier soporte de almacenamiento. Se emplea también para digitalizar texto mediante las llamadas técnicas de OCR (Optical Character Recognition), esto es, reconocimiento óptico de caracteres, que sirven para convertir las imágenes de texto en texto con el fin de poder posteriormente manipularlo.

  • Tableta gráfica: Con este dispositivo podemos dibujar como si fuera sobre papel o una pizarra y transferir estos datos digitalmente. Las imágenes resultantes se transfieren al ordenador para poder almacenarlas en cualquier dispositivo de almacenamiento digital con un formato gráfico de mapa de bits.

  • Lápiz óptico: Se trata de un dispositivo similar a un lápiz con una cabeza lectora, con la que puede escribirse o dibujarse en la pantalla del ordenador, si ésta es sensible a estos dispositivos, o para escribir en una tableta gráfica. En algunos casos puede funcionar sustituyendo al ratón, aunque su principal función está asociada a programas de dibujo, ilustración, o CAD.

  • Cámara fotográfica digital: las fotografías realizadas con la cámara digital se guardan en la memoria de la propia cámara o en una tarjeta de memoria en formato de imagen o bien se pueden transferir directamente al ordenador a través de una conexión.

  • WebCam o Cámara de vídeo digital: a través de estos dos dispositivos, podemos capturar imágenes en movimiento y guardarlas en formato de vídeo digital.

  • Teclado midi: consiste en un teclado o sintetizador que nos permite escribir audio en el ordenador. Simplemente se toca el instrumento y, mediante las conexiones adecuadas, la tarjeta de sonido y determinados programas, se escriben los archivos de audio.

  • Micrófono: igual que el anterior, permite grabar archivos de audio, pero también, con los programas adecuados para el reconocimiento de voz, nos permite escribir texto al dictado sobre la pantalla.

Formatos de escritura

El hipertexto y la hipermedia expanden la escritura ofreciendo una nueva dimensión cognoscitiva y estética. La hiperescritura adopta una morfología, la digital, que integra y amalgama todas las morfologías de texto, imagen, audio, animaciones, pintura, dibujo, fotografía, cine, etc. Todas las formas y medios de expresión artística caben en el nuevo texto. L a digitalidad ha transformado el texto. Leibniz soñaba con un sistema de escritura que fuese capaz de "pintar los pensamientos", la hipermedia se acerca.

Los simples procesadores de texto permiten una nueva dimensión artística y estética pudiendo integrar texto, imagen y sonido en un mismo documento. La Web hipermedia vamás allá al ofrecer una nueva y totalizadora dimensión expresiva: texto, imagen, sonido, vídeo, imágenes en movimiento, gráficos en 3D, etc. se combinan en un único soporte de escritura. La Web no es sólo la biblioteca universal, sino el museo universal en línea en el que cualquier autor puede exponer sus obras. Pero además, con el hipertexto nace un nuevo tipo de logografías formadas por iconos y signos topográficos que llenan el espacio de las pantallas y que pueblan los hipertextos y las páginas web con una lluvia constante de señales que se dispersan a lo largo de todo el texto. Son las herramientas para la navegación, los instrumentos de la interfaz gráfica que permiten al usuario moverse e interactuar con los contenidos. La metáfora del viaje o, cuanto menos, de los itinerarios posibles debe estar presente en el diseño de cualquier hipertexto. Así encontramos botones de avance y retroceso, flechas en todas direcciones, signos de interrogación, lupas para las búsquedas, etc. Los iconos pueblan los documentos hipertextuales a modo de pecas sobre una nueva piel muy diferente al papel.

La escritura, desde sus orígenes ha sido siempre multimedia. El papel también permitía la multimedialidad: texto e imágenes, pero excluía el sonido. En el texto se podían dibujar las imágenes o utilizar otros medios mecánicos, manuales o pseudomanuales como recortar y pegar fotografías, etc. La máquina de escribir no permitía líneas verticales, ni bordes, ni tablas, ni gráficos de ningún tipo. El procesador de textos del ordenador permite hacer de forma rápida y sencilla lo que antes constituía un verdadero ejercicio de laboriosidad. Y hoy, los editores de páginas web, facilitan mucho la labor del diseñador de páginas web.

Una vez digitalizados, todas las morfologías de escritura se transforman en bits, pero cada elemento (texto, imagen o sonido) va codificado en un determinado formato. El conjunto de los distintos bloques de información textual y no textual que van a formar parte de un mismo documento se almacena en un único archivo. Aparecen así los formatos de documento, todos ellos fruto de un proceso de estandarización puesto que era necesario establecer una serie de normas y acuerdos para que dichos archivos puedan ser leídos e interpretados por los distintos softwares o programas informáticos concretos. Un documento lleva un nombre y una extensión que indica si se trata de un formato de texto o un formato gráfico y en qué programa se puede leer y descodificar. Y si este archivo informático es específico para la lectura, escritura, impresión de los datos, etc. Pero también los formatos se pueden modificar ya que los archivos de una morfología determinada se pueden transformar en otra. Por ejemplo, un texto se puede convertir en una imagen, y una imagen puede transformarse en datos textuales.

El formato de texto más sencillo y también el más antiguo y general, ya que puede ser leído por cualquier software es el formato ASCII o "American Standard for Codification and Interchange of Information". Se trata de un alfabeto que consta de 128 caracteres o símbolos. Pero existen formatos más complejos que pueden incluir información relevante no sólo sobre el tipo, tamaño y forma de las letras (se denomina fuente a un tipo determinado de alfabeto), ordenación, estilos de escritura, reglas de composición, márgenes, paginación, si el documento contiene tablas o ilustraciones, etc; sino que también los formatos pueden incluir información sobre la estructuración de esos datos, como cuestiones referentes al contenido (metadatos) o marcas que incluyen información sobre los enlaces, vinculaciones con otros contenidos o programas, etc.

La edición de textos en formato hipertextual, se realiza a través de formatos de escritura por medio de los llamados lenguajes de marcas o lenguajes de marcado: HTML (HyperText Markup Language), SGML (Standard Generalized Markup Language), XML (eXtensible Markup Language), etc.

También existen formatos específicos para la impresión de textos, como los formatos PostScrip, en los cuales no es posible que el documento se modifique a la hora de imprimirlo ya que definen el el contenido de las páginas (texto e imagen) con independencia del dispositivo de salida utilizado. O los formatos PDF (Portable Document Format), que guardan una exacta disposición tipográfica de todo el documento y que recientemente han incorporado prestaciones hipertextuales. Entre estos se ha impuesto el formato PDF creado por Adobe Systems (y hoy convertido en estándar abierto conocido como ISO 3200), pero también existen otros como el LaTex, muy empleado por los matemáticos ya que permite incluir fórmulas matemáticas complejas.

El formato PDF de Adobe es utilizado por muchos editores y autores ya que conserva la forma exacta de los documentos para su visualización e impresión. Incluye imágenes y la posibilidad de navegar por medio de marcas de hipertexto, enlaces, etc. Para su lectura únicamente es preciso disponer de un programa de lectura (Adobe Reader) que se puede descargar de forma gratuita desde Internet, en la siguiente dirección: http://www.adobe.com/es/products/reader/

El software gratuito Adobe Reader permite ver e imprimir archivos de formato de documento portátil de Adobe (PDF) en las principales plataformas de hardware y sistemas operativos. Además de Adobe, existen otros programas gratuitos y libres con los que crear, editar y visualizar archivos .pdf ya que en realidad, .pdf es un formato no propietario. Es el caso del editor Ghostscript (http://www.ghostscript.com/) y del visualizador Ghostum: (http://www.ghostgum.com.au/).

También se pueden crear documentos de este tipo convirtiendo archivos HTML marcados de acuerdo con los estándares definidos por la Open eBook Fundation. E, incluso, podemos usar el Servicio Web gratuito eBook Express que admite prácticamente convertir cualquier tipo de texto y devuelve rápidamente un eBook. Este servicio gratuito acepta textos en formato .doc, .rtf, .htm/.html, xml, .txt, .wps, .wpd, .wri y archivos planos ASCII como archivos fuente. También permite incluir la portada del eBook.

MobiPocket Reader es otro editor que permite crear e-books importando archivos pdf o de Word y que sirve tanto para PCs, como para PDAs u ordenadores de bolsillo.

eBrary: es un editor pdf que ofrece numerosas funcionalidades y herramientas de edición para crear documentos. Permite convertir el formato PDF en el llamado formato EDF (Exchange Data Format de ebrary) que ofrece otras muchas funciones de búsqueda, visualización, navegación y exploración.

Pero la escritura digital no se limita a la edición de textos, sino que también podemos escribir las imágenes y los sonidos e incluso podemos integrarlos en el propio texto, convirtiendo la tecnología digital en multimedial y el hipertexto en hipermedia. Entre los formatos gráficos más comunes se encuentran TIFF, BMP, JPEG y GIF para imágenes fijas; MPEG, MOV y SWF para vídeo e imágenes animadas y los documentos sonoros suelen ir en formatos de audio tales como MP3, WAV, MIDI, RAM, WMF, AU, etc.

María Jesús Lamarca.

NOTA. Este artículo ha sido extraído de mi tesis doctoral defendida en la Universidad Complutense de Madrid: Lamarca Lapuente, María Jesús. Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. Madrid, 2006.

jueves, 15 de enero de 2009

Lectura y escritura digitales

La aparición del hipertexto y otros medios de producción, edición y publicación de documentos en forma electrónica y digital ha venido acompañada de una serie de cambios tecnológicos tanto en los soportes y dispositivos de escritura, como en los de lectura.

La escritura y la lectura se han producido y transmitido siempre de forma secuencial porque así lo exigían las distintas tecnologías que les servían de soporte. Con la aparición de la tecnología hipertextual, la pantalla se ha convertido en el principal soporte de visualización ya que permite la multisecuencialidad característica del hipertexto, haciendo de la pantalla un soporte que entra en franca competencia con el papel -que deja de ser el soporte privilegiado- y, por extensión, con el formato que se ha considerado hegemónico como vía y soporte del conocimiento: el libro.

Esta circunstancia ha llegado a desencadenar los temores y fobias de muchos agoreros que pregonan no sólo la muerte del libro, sino también la del pensamiento "racional". La frase de El Jorobado de Notre Dame de Víctor Hugo: "Ceci tuera cela" (¿Esto matará a esto otro?) refiriéndose a que el libro matará la catedral o el alfabeto matará a las imágenes, se ha convertido en una letanía repetida hasta la saciedad.

Sin embargo, el hipertexto no elimina la escritura y la lectura, el hipertexto no elimina el libro, sino que expande los modos de lectura y escritura, crea nuevos soportes, nuevos formatos de almacenamiento y procesamiento de textos y nuevas funcionalidades, y aporta nuevos modos de expresión, acceso a la información y vías para adquirir y compartir conocimiento. Por otro lado, el hipertexto favorece nuevos modos de edición y publicación y hoy cualquier persona, con unas herramientas mucho más sencillas, fácilmente accesibles y menos costosas que en épocas anteriores, se puede convertir en editor, "impresor" y distribuidor de sus propias obras. El mundo de la edición se ha modificado notablemente gracias a los ordenadores a los que Ted Nelson llamó "máquinas literarias". La nueva impresión digital en papel o en otros medios o formatos de texto electrónico como los e-books o los archivos .pdf y, sobre todo, la publicación y difusión de hipertextos en la Web, no sólo han revolucionado el mundo del libro y de la edición, sino también todo universo relacionado con las ciencias de la información y la documentación: las bibliotecas, las técnicas documentales, el periodismo, la formación, educación e investigación, y todas las formas de acceso a la información, el conocimiento, el arte y la cultura.

Cierto es que se pueden producir nuevas formas de analfabetismo no por la incapacidad de leer y escribir, sino por la incapacidad de manejar los nuevos medios tecnológicos o por la imposibilidad de acceder a las nuevas formas de transmisión de lo escrito (la brecha digital puede deberse a la falta de infraestructuras que impidan tener acceso a la red o a un teléfono, no tener acceso al dinero, etc.). No basta la alfabetización, hay que dominar las interfaces y tener acceso a ellas, saber navegar y buscar información en Internet, elaborar página web, aprender a leer y escribir imágenes y sonidos, o conocer las técnicas para elaborar y escribir nuestras propias películas, etc. pero una vez alfabetizados en el nuevo entorno electrónico y digital, la aparición de las nuevas tecnologías facitilita ciertas tareas, mejora muchos procesos y ofrece nuevas oportunidades para el acceso universal a la información y la participación en la elaboración y construcción de conocimiento.

En el campo de la cultura, la aparición del hipertexto supone, sin la menor duda, una mejora evidente y empírica y la Web, en potencia, se ha convertido en una especie de biblioteca universal en donde cualquier persona, desde cualquier parte del mundo y en tiempo casi real, puede acceder y contribuir a esa enorme memoria humana colectiva que se abre como base de información y conocimiento universales. Las desigualdades de producción y acceso no vienen impuestas por la tecnología, sino por la existencia de un sistema económico y social terriblemente injusto y desigual.

Las pantallas se han convertido en las verdaderas protagonistas del mundo digital. Ahora combinan el mundo informático y el de la información y comunicación, convergiendo en ellas todas las tecnologías y todos los medios de información y comunicación. Gracias a las pantallas no sólo nos movemos por la Web y recorremos los espacios de Internet, sino que podemos ver la tele y consultar el teletexto, oír la radio, escuchar nuestro CD o mp3 favorito y también conectar cualquier aparato digital: cámaras o videocámaras digitales, DVDs, vídeos, consolas de vídeo-juegos, etc. Para mayor sensación de realismo, muchas pantallas llevan incorporados circuitos de sonido y potentes amplificadores que crean un campo de sonido envolvente de 360º. En suma, disponemos del cine, la radio, la televisión, acceso a todos los periódicos digitales, a nuestros vídeos y fotografías, a escuchar música, a visitar museos o acceder a mundos virtuales y a disponer de toda la gran biblioteca, museo y archivo universal que es la World Wide Web, gracias al hipertexto, en el salón de nuestra propia casa.

Nuestra iconosfera ya no será predominantemente de imágenes estáticas, sino audiovisual e interactiva y, por supuesto, móvil. Los monitores se han aplanado hasta convertirse en unos paneles de finísimo grosor, pero de muchas pulgadas de longitud o, por el contrario, de muy pocos centímetros. La pantalla ahora es una lámina delgada que puede empapelar la pared de una habitación u ocupar todo el techo del salón, como también puede caber en la palma de la mano.

No es sólo la presencia constante de la pantalla de la tele o del ordenador, también otras pantallas nos rodean. Las máquinas y herramientas mecánicas han sido sustituidas por las máquinas digitales y para manejar éstas es necesaria la presencia de una pantalla, una interfaz que haga las funciones de mando de control. Ya no hay que dar vueltas a una manivela, girar una tuerca para mover las manecillas del reloj o dar vueltas al anillo de diafragma de la cámara fotográfica, ahora hay que pulsar botones y programar un chip. Gran parte de los aparatos domésticos son digitales. Y estos aparatos electrónicos son multimedia, todos dotados de una pantallita que nos permite controlar el tiempo que tardará en asarse un pollo en el microondas, y de una serie de bits en forma de horrendos pitidos que nos avisan de que el ave ya está en su punto (aunque en este caso la tecnología microondas no ha superado al fuego, puesto que sigue estando mucho más sabroso con la tecnología que hace varios milenios, robó a los dioses y nos trajo a los humanos, Prometeo). Las pantallas nos permiten sacar dinero de los cajeros automáticos (si hay fondos, claro); los lectores ópticos controlan nuestras compras en el supermercado; y las cámaras nos vigilan en el banco, el metro, los comercios, etc. proyectando nuestras actividades en todo tipo de pantallas y monitores e incluso grabando todos y cada uno de nuestros movimientos reales y virtuales.

Vemos la vida a través de las pantallas y vivimos a través de las pantallas. Ahora las guerras se nos presentan como una representación incruenta donde no hay sangre ni cadáveres, sino fuegos de artificio tecnológicos y bombas asépticas asistidas por ordenador. Y también vivimos la vida a través de las pantallas creando mundos virtuales, simulados y realidades paralelas. Incluso para tomar fotografías - antaño el arte de la objetividad y el realismo-, ya no miramos a través del objetivo, sino que encuadramos la imagen dentro de una pantalla.

Pero las pantallas no sirven únicamente para la vigilancia y el control social, o para manipular la realidad o salirse de ella, las pantallas también hacen posible la expresión artística, la información, la comunicación y la colaboración en el conocimiento a distancia. Y las pantallas hacen posible el hipertexto. No es extraño que, igual que toda luz, las pantallas también produzcan sombras.

María Jesús Lamarca.

NOTA. Este artículo ha sido extraído de mi tesis doctoral defendida en la Universidad Complutense de Madrid: Lamarca Lapuente, María Jesús. Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. Madrid, 2006.

miércoles, 14 de enero de 2009

Del papel a la pantalla y del marco a las ventanas

En el mundo hipertextual, todos los textos se dan en el mismo soporte de lectura y escritura: la pantalla. Hace apenas una década, el papel era el dispositivo principal de escritura y lectura. El cinematógrafo, y más tarde la televisión, habían convertido la pantalla en un dispositivo de uso corriente, pero no ha sido hasta época reciente en que la explosión de la informática ha conducido a ver y construir el mundo a través de las pantallas conectadas al ordenador o en consolas independientes. La pantalla era el soporte por excelencia para ver imágenes y más concretamente, para visionar imágenes en movimiento acompañadas de audio. La pantalla era el reino del audiovisual. Hoy la pantalla está presente en muchas de las actividades humanas y en una serie interminable de objetos de uso cotidiano: los teléfonos móviles y algunos fijos, lavadoras, frigoríficos, hornos, automóviles, reproductores de música o vídeo, cámaras fotográficas, etc. Lo digital se manifiesta a través de una pantalla, tanto para que demos las órdenes o programemos al aparato, como para acceder y ver los contenidos. La pantalla es el reino del multimedia informático, de la misma forma que las ventanas en la pantalla, son el dominio del hipertexto/hipermedia.

Hace pocos años se ha pasado de los monitores de tubo de los ordenadores de sobremesa a la pantalla plana de cristal líquido. Incluso los televisores abandonan el grosor de los tubos de rayos catódicos y se pasan a la tecnología LCD (Liquid Cristal Display).

Las pantallas planas con tecnología TFT (Thin Film Transistor)-LCD (Liquid Cristal Display), de gran contraste y resolución de imagen, han supuesto una revolución para el diseño puesto que son sumamente delgadas- ocupan unos pocos milímetros-y gastan muy poca energía. Incluso los televisores fabricados con esta tecnología han logrado una imagen de gran resolución, calidad en el brillo y contraste y un mayor realismo, y suelen ser compatibles con otros dispositivos digitales como vídeo, DVD, etc. e, incluso, pueden llevar conexión a Internet para que se tenga acceso a los contenidos directamente desde la red.
La nueva tecnología LED que sirve para iluminar por detrás las pantallas de los televisores LCD y que ofrecen una imagen mucho más fiel en relación al color, ha supuesto una gran revolución ya que ocupan mucho menos espacio y gastan mucha menos energía. Además, pronto llegarán las pantallas flexibles OLED, aunque, por ahora, su precio es prohibitivo; así como las pantallas en tres dimensiones.
La tendencia es que los televisores integren todas las conexiones actuales como puertos USB, conexiones HDMI, bluetooth, sintonizador de TDT y que incluyan discos duros y conexión a Internet, y cada día aumenta el tamaño en pulgadas y la resolución.

En 1939 apareció este comentario en el diario The New York Times: "El problema con la televisión es que la gente debe sentarse y mantener sus ojos pegados a la pantalla; la familia común americana no tiene tiempo para ello. Por lo tanto, la gente del espectáculo está convencida por esto mismo, de que la televisión nunca llegará a ser un serio competidor de la radio". ¿Qué es lo que ha sucedido en estos 50 años? . Manuel Castells afirma que a mediados de la década de los 90 había más de mil millones de aparatos de televisión en el mundo. Según el Dentsu Institute for Human Studies, en Japón, la familia media ve la televisión 8 horas y 17 minutos diarios, y según Nielsen, en Estados Unidos los monitores de televisión están encendidos unas 7 horas de media y los adultos la ven una media de 4 horas al día. Todos estos ejemplos son citados por Jeremy Rifkin en su libro La era del acceso, quien además afirma: "Pensemos que hace sólo cien años broadcast (transmitir) era aún un término agrícola que se refería a la siembra de semillas." (Rifkin, Jeremy. La era del acceso: la revolución de la nueva economía. Barcelona, Paidós, 2000). Así pues, es el triunfo imparable de los media con ventaja hegemónica para la televisión, y la presencia constante de un monitor de televisión en nuestras vidas. Pero, ¿qué está sucediendo ahora?

Las pantallas se han convertido en las verdaderas protagonistas del mundo digital ya que han aglutinado todas las tecnologías y todos los medios de información y comunicación existentes: Internet, televisión, radio, fotografía, cine, videojuegos, realidad virtual, etc. Nuestro mundo ya no es sólo televisivo, sino hipertextual, multimedial, móvil e interactivo. Ahora sí que podemos sumergirnos y vivir en las pantallas, como dice Sherry Turkle en su libro Life on the Screen: Identity in the Age of the Internet donde nos habla de la adopción de nuevas identidades en los mundos virtuales de la pantalla. (Turkle, Sherry. Life on the Sreeen: Identity in the Age of the Internet. Simon and Schuster, 1995).

La proliferación de pantallas, y más concretamente, lo que se denominan ventanas dentro de la pantalla del ordenador, fraguan el hipertexto. Las ventanas superpuestas en una pantalla hacen posible la multisecuencialidad del hipertexto. Las páginas del hipertexto no son un rosario encadenado de hojas de papel, sino una sucesión y una superposición de ventanas que se manifiestan por medio de las interfaces gráficas de los programas vistos a través de los navegadores. De igual manera, los programas se abren y se cierran y podemos tener abiertas varias aplicaciones a la vez y realizar diferentes tareas. Con sólo un clic de ratón pasamos de una pantalla a otra. También podemos desplegar dos o más ventanas a la vez y colocarlas a nuestro gusto enfrentándolas en posición horizontal, vertical o en forma de mosaico.

Igual que la lectura del hipertexto se puede fragmentar en múltiples ventanas, es corriente ahora fragmentar la pantalla del televisor en varias ventanas para ofrecer varias imágenes a la vez o para mostrar una acción o un hecho visto desde diferentes perspectivas, algo muy utilizado en los acontecimientos deportivos.

El marco en la pintura era también una ventana, un recuadro que servía para separar la realidad de su representación. La ventana sirve tanto para tomar imágenes (encuadre de la cámara fotográfica, de vídeo o cinematográfica), como para mostrarlas o proyectarlas. Una pintura o una fotografía siempre tienen un marco espacial, un recuadro que delimita sus contornos. Pero el texto también ha tenido su marco, los contornos de la página impresa. Siempre hay un reborde, unos límites. En el hipertexto la pantalla se expande por medio de las barras de desplazamiento horizontal y vertical. Leer en desplazamiento horizontal es mucho más incómodo, por lo que lo común es utilizar una barra de desplazamiento vertical. Dispositivos como el ratón (que auxilian a la lectura y escritura) han incorporado un mecanismo con forma de rueda deslizante que sirve para desplazar la página en sentido vertical hacia arriba y hacia abajo, sin mucho esfuerzo.

En las bibliotecas y centros de documentación era muy importante el tipo de soporte utilizado, ya que éste condicionaba la forma y lugar del almacenamiento físico del documento y también la forma y lugar precisos para su posterior recuperación. Sin embargo, este rol preponderante del soporte, ha ido cediendo paso al contenido y más concretamente al acceso al contenido. El contenido se convierte en el verdadero protagonista de la información, el papel ha dejado de ser su soporte privilegiado y ahora cobra importancia la pantalla, y las posibles y múltiples ventanas que se abren y cierran dentro de ella y que permiten una multisecuencialidad en la lectura.

El documento digital siempre tiene un emplazamiento de inscripción material, aunque éste permanezca oculto y remoto y se actualice en nuestra pantalla de ordenador viajando a través de las redes. El documento se ubica en la memoria del ordenador que hace las veces de servidor, en tanto que nuestro ordenador hace la función de cliente para poder acceder al servidor. Cuando desaparece ese emplazamiento, el documento desaparece. El soporte físico puede estar a miles de kilómetros de nuestra pantalla, pero los electrones viajan a través de las redes.

El texto "impreso" en pantalla electrónica es una realidad y también se ha desarrollado la tinta electrónica. Los futuros libros, ya presentes, como los libros electrónicos, los e-books y los nuevos dispositivos de lectura electrónica tienen el aspecto de una pantalla. Si en principio fueron una pantalla que imitaba al libro o un libro que imitaba a la pantalla, ahora se trata de una pantalla que imita al papel.

Se habla de la existencia de una histórica dialéctica entre imagen y texto cuyo triunfo es de la imagen sobre el texto y de la existencia de una nueva racionalidad. Si antes era la tinta sobre el papel, ahora son los píxeles en la pantalla los que representan la información. El texto parece haberse reconvertido en una imagen al utilizar la pantalla como nuevo soporte.

María Jesús Lamarca.

NOTA. Este artículo ha sido extraído de mi tesis doctoral defendida en la Universidad Complutense de Madrid: Lamarca Lapuente, María Jesús. Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. Madrid, 2006.