domingo, 3 de mayo de 2009

La imagen y el texto (I)

"Diérame ahora la locura que en aquel tiempo me tenía,
para pintar la Poesía con el pincel de la Pintura".

Rafael Alberti. "A Picasso". En A la pintura.

Desde hace varias décadas se habla de que vivimos en una iconosfera, en el reino del audiovisual o la cultura de la imagen. La hegemonía de la televisión, el cine, la fotografía y de otros medios icónicos favorecidos por la omnipresente publicidad en nuestras vidas, ha dado lugar a la consideración de que en la actual cultura, prima la imagen por encima del texto. La irrupción del ordenador y de la tecnología hipertextual vendrían a incidir sobre este hecho, ya que sustituyen el soporte papel y el vehículo considerado hasta ahora como base del conocimiento: el libro, empieza a ser sustituido de forma creciente por los píxeles en la pantalla. El texto se vería amenazado ante la explosión de las imágenes favorecidas por los multimedia.

El ordenador pasó de ser una máquina de cálculo a una máquina literaria como afirmaba Ted Nelson en Literaries Machines, pero hoy también se ha convertido en una máquina para la presentación perceptual y no para la presentación racional propia del texto. El ordenador sirve para la manipulación del símbolo y no sólo para el empleo del signo lingüístico y/o numérico. Las interfaces gráficas, las representaciones icónicas de las pantallas y la explosión del multimedia han contribuido a suponer que la cultura de la imagen prima sobre la cultura del texto. En la hipermedia, el texto verbal queda desplazado por un universo logográfico nuevo que se nos presenta a modo de iconos o imágenes en miniatura, gráficos de todo tipo, fotografías, imágenes en movimiento, elementos visuales basados en la tipografía y en el color del texto y los enlaces, etc. En la pantalla, la imagen se funde y se confunde con el texto, y viceversa. Aparece lo que Mitchell llamó la imagentexto y la forma del texto puede ser fácilmente manipulada como si se tratara de una imagen.

Un gran número de autores analizan los cambios tecnológicos a lo largo de la historia y coinciden en distinguir 3 etapas o estadios sucesivos en la historia del conocimiento: Para Pierre Lévy estas etapas son: oralidad-escritura-cibercultura, para Régis Débray son: escritura (logosfera)-imprenta (grafosfera)-audiovisual (videosfera) y ahora aparece la mediasfera (esfera mediática), para Mark Poster: comunicación cara a cara-intercambios escritos-intercambios mediados electrónicamente y para Raffaele de Simone son escritura-imprenta-audiovisual (radio, televisión, Internet). Los nuevos medios contribuirían a la explosión de lo visual.

Raffaele Simone, profesor de lingüística de la Universidad de Roma, llegó a afirmar que Internet era el principal enemigo del libro y la lectura y que en los últimos 20 años se ha dado un vuelco a 20 siglos de historia del conocimiento que ha supuesto un retroceso evolutivo que sustituye la lectura por la simple mirada. (Juan J. Gómez, El País, 14 de febrero de 2001).
Para Raffaele Simone existen 2 tipos de inteligencia:

  • Inteligencia secuencial: se aplica a la lectura y escritura. Quien hace uso de ellas tiene que proceder por pasos consecutivos, uno después de otro, linealmente, siguiendo el texto, el cual se desarrolla ante sus ojos (o ante su mente) como una cinta.
  • Inteligencia simultánea: favorecida por la televisión y en general el uso de códigos iconográficos, es decir, basados en la imagen. Capacidad de tratar al mismo tiempo diferentes informaciones sin que sea posible establecer un orden, una sucesión y, por tanto, una jerarquía.
Para Simone, existen 4 factores que han originado la disolución de un paradigma de cultura, de información y de educación: ha cambiado la jerarquía de los sentidos (ahora la visión natural prevalece sobre la alfabética), ha aumentado el valor de la imagen (y con ella la supremacía de lo menos estructurado sobre lo más estructurado), ha cambiado la naturaleza de la escritura y la tipología de los textos (que son ilimitadamente modificables) y ha originado una nueva forma de elaborar la información "no proposicional". Esta nueva forma de crear información, ha perdido los rasgos tradicionales de ser analítica, estructurada, contextualizada y referencial, para convertirse en "una masa indiferenciada donde todo está en todo" que desprecia el análisis y la experiencia.

Por su parte, la tesis de Marshall McLuhan en la Galaxia Gutenberg, defendía más o menos la misma idea viniendo a decir de forma resumida, que la escritura alfabética había impuesto a la cultura occidental una racionalidad abstracta que ahora era rota por las nuevas tecnologías y que éstas nos conducen a una nueva tribalización. Aunque lo cierto es que McLuhan enfrentaba el espacio visual al espacio acústico y táctil, e incluía en el primero al pensamiento racional y la percepción lineal; y en el segundo la simultaneidad propia de las sociedades prealfabéticas o postalfabéticas como la actual. Consideraba, pues, la lectura como un acto derivado de ver, algo que no parece muy acertado puesto que es muy distinta la "visión" del texto de la "visión" de la imagen.

Existe cierto consenso en concebir que los procesos cognitivos propios de la civilización occidental derivan de la alfabetización y de la escritura. La escritura permitió fijar definitivamente y de forma invariable y duradera las formas de conocimiento. Así pudo triunfar y extenderse el saber racional y objetivo, la dialéctica y la argumentación lógicas. La imprenta y su soporte, el libro impreso, extendieron y homogeneizaron este nuevo modo de conceptualizar. La imprenta también se convirtió en un factor clave para el desarrollo de las revoluciones científicas, introduciendo un nuevo modo de ver y de actuar lógico, frío, racional y objetivo; alejado de la magia y de las emociones que habían predominado en el modo de ver y de actuar propio de las culturas orales basadas en el símbolo y el mito, frente a las culturas basadas en la escritura y el signo lingüístico. En el siglo de las luces, por ejemplo, aparecen nuevas formas de mirar el mundo.

En la Enciclopedia de Diderot y D'Alembert las ilustraciones no sirven para decorar, admirar o disfrutar, sino para aclarar. Se persigue la claridad conceptual y el rigor deductivo. Sin embargo, en determinadas épocas como la actual, la dialéctica entre imagen y texto se ha convertido en una pugna constante.

Hoy existe un consenso bastante generalizado en percibir que la hegemonía de la argumentación racional se encuentra amenazada tanto por la excesiva y continua proliferación de imágenes como por los nuevos sistemas de información -entre los cuales destaca el hipertexto-, alejados del pensamiento lógico secuencial y del conocimiento racional clásico, por eso se habla de la nueva racionalidad del hipertexto.

La oleada y saturación de imágenes: cine, televisión, vídeo, carteles, fotografías, publicidad, cómic, etc. y la reciente explosión del multimedia, así como la aparición de nuevos tipos de imágenes como la infografía y nuevas funciones como la posibilidad de su completa manipulación, unido al surgimiento de la realidad virtual y simulada, plantean nuevos interrogantes que ya habían sido esbozados con la llegada del audiovisual. La proliferación de imágenes para la vigilancia y el consumo masivos, las imágenes tecnologizadas despojadas de subjetividad y desligadas tanto de la cámara como del ojo humano ¿cambian nuestra manera de concebir el mundo? Los enormes flujos de estímulos y la avalancha icónica ¿modifican nuestros modelos mentales y la manera de relacionarnos con la información?

Todos estos temores ponen sobre el tapete el clásico enfrentamiento entre el pensamiento racional y el pensamiento sensorial, encarnado el primero en la palabra escrita y el segundo en las imágenes. La abstracción intelectual frente a las percepciones sensoriales, la cultura de la imprenta frente a la cultura visual y la dialéctica entre texto e imagen.

Desde hace varios años, muchos han sido los agoreros que han pronosticado la muerte del libro ante la reciente avalancha de imágenes y el poder hegemónico de la televisión. Sin embargo, y a pesar de los temores, el medio televisivo no ha acabado con la cultura escrita, sino todo lo contrario. La cultura de la imprenta no para de crecer. Gabriel Zaid en su ensayo Los demasiados libros afirma: "La grafomanía universal publica un millón de títulos anuales, con tirajes de miles de ejemplares". Este mismo autor desmiente con cifras muy esclarecedoras que la aparición de la televisión haya acabado o vaya a acabar con el libro, tal y como se pensaba y se sigue pensando erróneamente. "Después de la televisión, la población crece al 1,8% anual (en vez de al 0,3% en el milenio anterior) y la publicación de libros al 2,8% (en vez de al 1,6% anterior)".

  • Títulos anuales: 100; 250.000; 1.000.000 (en 1450 , 1950 y 2000)
  • Población (millones): 500; 2.500; 6.000 (en 140, 1950 y 2000)
  • Títulos (por millón de habitantes): 0,2; 100; 167 (en 1450, 1950 y 2000)
Y sigue Zaid: "En el primer siglo de la imprenta (1450-1550), se publicaron unos 35.000 títulos, en el último medio siglo (1950-2000) mil veces más: unos 36 millones". "La humanidad publica un libro cada medio minuto."(...) "Si uno leyera un libro diario, estaría dejando de leer cuatro mil, publicados el mismo día. Es decir: sus libros no leídos aumentarían cuatro mil veces más que sus libros leídos. Su incultura, cuatro mil veces más que su cultura". "El número de películas producidas en el mundo no es ni el 1% de los títulos publicados".

"Después de Gutenberg, apareció la prensa, el cine, la televisión, la computación, los satélites, Internet; y cada vez se publica más, con más facilidad, de más diversas cosas". Y ya ha comenzado la impresión bajo demanda, por lo que podremos optar por una impresión personalizada eligiendo uno o varios libros de entre los 50 millones de títulos existentes.

Así pues, ni la televisión ni otros medios icónicos han acabado ni van a acabar con el libro. La iconosfera en que estamos inmersos coexiste con una inmensa logosfera. Otra cosa distinta es que el libro tradicional en formato impreso en papel sea sustituido -o coexista en mayor o menor medida, con otro tipo de soportes.

Bibliografía citada:

  • DEBRAY, Régis. Vida y muerte de la imagen: Historia de la mirada en Occidente. Barcelona, Paidós, 1994.
  • LÉVY, Pierre. "Sobre la Cibercultura". Revista de Occidente, Nº 206, junio 1998.
  • NELSON, Theodor Holm. Literary machines. Swarthmore, Pa., 1981, publicación propia.
  • MCLUHAN, Marshall. La Galaxia Gutenberg. Barcelona, Ediciones 62, 1973
  • MITCHELL, W. J. The Reconfigured Eye: Visual Truth in the Post-Photographic Era, Cambridge, Mass., MIT Press, 1992.
  • POSTER, Mark. The Second Media Age. London, Blackwell, 1995.
  • SIMONE, Raffaele. La Tercera Fase: Formas de saber que estamos perdiendo. Madrid, Taurus, 2001.
  • ZAID, Gabriel. Los demasiados libros. Barcelona, Anagrama, 1996.

María Jesús Lamarca.

NOTA. Este artículo ha sido extraído de mi tesis doctoral defendida en la Universidad Complutense de Madrid: Lamarca Lapuente, María Jesús. Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. Madrid, 2006.

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