miércoles, 14 de enero de 2009

Del papel a la pantalla y del marco a las ventanas

En el mundo hipertextual, todos los textos se dan en el mismo soporte de lectura y escritura: la pantalla. Hace apenas una década, el papel era el dispositivo principal de escritura y lectura. El cinematógrafo, y más tarde la televisión, habían convertido la pantalla en un dispositivo de uso corriente, pero no ha sido hasta época reciente en que la explosión de la informática ha conducido a ver y construir el mundo a través de las pantallas conectadas al ordenador o en consolas independientes. La pantalla era el soporte por excelencia para ver imágenes y más concretamente, para visionar imágenes en movimiento acompañadas de audio. La pantalla era el reino del audiovisual. Hoy la pantalla está presente en muchas de las actividades humanas y en una serie interminable de objetos de uso cotidiano: los teléfonos móviles y algunos fijos, lavadoras, frigoríficos, hornos, automóviles, reproductores de música o vídeo, cámaras fotográficas, etc. Lo digital se manifiesta a través de una pantalla, tanto para que demos las órdenes o programemos al aparato, como para acceder y ver los contenidos. La pantalla es el reino del multimedia informático, de la misma forma que las ventanas en la pantalla, son el dominio del hipertexto/hipermedia.

Hace pocos años se ha pasado de los monitores de tubo de los ordenadores de sobremesa a la pantalla plana de cristal líquido. Incluso los televisores abandonan el grosor de los tubos de rayos catódicos y se pasan a la tecnología LCD (Liquid Cristal Display).

Las pantallas planas con tecnología TFT (Thin Film Transistor)-LCD (Liquid Cristal Display), de gran contraste y resolución de imagen, han supuesto una revolución para el diseño puesto que son sumamente delgadas- ocupan unos pocos milímetros-y gastan muy poca energía. Incluso los televisores fabricados con esta tecnología han logrado una imagen de gran resolución, calidad en el brillo y contraste y un mayor realismo, y suelen ser compatibles con otros dispositivos digitales como vídeo, DVD, etc. e, incluso, pueden llevar conexión a Internet para que se tenga acceso a los contenidos directamente desde la red.
La nueva tecnología LED que sirve para iluminar por detrás las pantallas de los televisores LCD y que ofrecen una imagen mucho más fiel en relación al color, ha supuesto una gran revolución ya que ocupan mucho menos espacio y gastan mucha menos energía. Además, pronto llegarán las pantallas flexibles OLED, aunque, por ahora, su precio es prohibitivo; así como las pantallas en tres dimensiones.
La tendencia es que los televisores integren todas las conexiones actuales como puertos USB, conexiones HDMI, bluetooth, sintonizador de TDT y que incluyan discos duros y conexión a Internet, y cada día aumenta el tamaño en pulgadas y la resolución.

En 1939 apareció este comentario en el diario The New York Times: "El problema con la televisión es que la gente debe sentarse y mantener sus ojos pegados a la pantalla; la familia común americana no tiene tiempo para ello. Por lo tanto, la gente del espectáculo está convencida por esto mismo, de que la televisión nunca llegará a ser un serio competidor de la radio". ¿Qué es lo que ha sucedido en estos 50 años? . Manuel Castells afirma que a mediados de la década de los 90 había más de mil millones de aparatos de televisión en el mundo. Según el Dentsu Institute for Human Studies, en Japón, la familia media ve la televisión 8 horas y 17 minutos diarios, y según Nielsen, en Estados Unidos los monitores de televisión están encendidos unas 7 horas de media y los adultos la ven una media de 4 horas al día. Todos estos ejemplos son citados por Jeremy Rifkin en su libro La era del acceso, quien además afirma: "Pensemos que hace sólo cien años broadcast (transmitir) era aún un término agrícola que se refería a la siembra de semillas." (Rifkin, Jeremy. La era del acceso: la revolución de la nueva economía. Barcelona, Paidós, 2000). Así pues, es el triunfo imparable de los media con ventaja hegemónica para la televisión, y la presencia constante de un monitor de televisión en nuestras vidas. Pero, ¿qué está sucediendo ahora?

Las pantallas se han convertido en las verdaderas protagonistas del mundo digital ya que han aglutinado todas las tecnologías y todos los medios de información y comunicación existentes: Internet, televisión, radio, fotografía, cine, videojuegos, realidad virtual, etc. Nuestro mundo ya no es sólo televisivo, sino hipertextual, multimedial, móvil e interactivo. Ahora sí que podemos sumergirnos y vivir en las pantallas, como dice Sherry Turkle en su libro Life on the Screen: Identity in the Age of the Internet donde nos habla de la adopción de nuevas identidades en los mundos virtuales de la pantalla. (Turkle, Sherry. Life on the Sreeen: Identity in the Age of the Internet. Simon and Schuster, 1995).

La proliferación de pantallas, y más concretamente, lo que se denominan ventanas dentro de la pantalla del ordenador, fraguan el hipertexto. Las ventanas superpuestas en una pantalla hacen posible la multisecuencialidad del hipertexto. Las páginas del hipertexto no son un rosario encadenado de hojas de papel, sino una sucesión y una superposición de ventanas que se manifiestan por medio de las interfaces gráficas de los programas vistos a través de los navegadores. De igual manera, los programas se abren y se cierran y podemos tener abiertas varias aplicaciones a la vez y realizar diferentes tareas. Con sólo un clic de ratón pasamos de una pantalla a otra. También podemos desplegar dos o más ventanas a la vez y colocarlas a nuestro gusto enfrentándolas en posición horizontal, vertical o en forma de mosaico.

Igual que la lectura del hipertexto se puede fragmentar en múltiples ventanas, es corriente ahora fragmentar la pantalla del televisor en varias ventanas para ofrecer varias imágenes a la vez o para mostrar una acción o un hecho visto desde diferentes perspectivas, algo muy utilizado en los acontecimientos deportivos.

El marco en la pintura era también una ventana, un recuadro que servía para separar la realidad de su representación. La ventana sirve tanto para tomar imágenes (encuadre de la cámara fotográfica, de vídeo o cinematográfica), como para mostrarlas o proyectarlas. Una pintura o una fotografía siempre tienen un marco espacial, un recuadro que delimita sus contornos. Pero el texto también ha tenido su marco, los contornos de la página impresa. Siempre hay un reborde, unos límites. En el hipertexto la pantalla se expande por medio de las barras de desplazamiento horizontal y vertical. Leer en desplazamiento horizontal es mucho más incómodo, por lo que lo común es utilizar una barra de desplazamiento vertical. Dispositivos como el ratón (que auxilian a la lectura y escritura) han incorporado un mecanismo con forma de rueda deslizante que sirve para desplazar la página en sentido vertical hacia arriba y hacia abajo, sin mucho esfuerzo.

En las bibliotecas y centros de documentación era muy importante el tipo de soporte utilizado, ya que éste condicionaba la forma y lugar del almacenamiento físico del documento y también la forma y lugar precisos para su posterior recuperación. Sin embargo, este rol preponderante del soporte, ha ido cediendo paso al contenido y más concretamente al acceso al contenido. El contenido se convierte en el verdadero protagonista de la información, el papel ha dejado de ser su soporte privilegiado y ahora cobra importancia la pantalla, y las posibles y múltiples ventanas que se abren y cierran dentro de ella y que permiten una multisecuencialidad en la lectura.

El documento digital siempre tiene un emplazamiento de inscripción material, aunque éste permanezca oculto y remoto y se actualice en nuestra pantalla de ordenador viajando a través de las redes. El documento se ubica en la memoria del ordenador que hace las veces de servidor, en tanto que nuestro ordenador hace la función de cliente para poder acceder al servidor. Cuando desaparece ese emplazamiento, el documento desaparece. El soporte físico puede estar a miles de kilómetros de nuestra pantalla, pero los electrones viajan a través de las redes.

El texto "impreso" en pantalla electrónica es una realidad y también se ha desarrollado la tinta electrónica. Los futuros libros, ya presentes, como los libros electrónicos, los e-books y los nuevos dispositivos de lectura electrónica tienen el aspecto de una pantalla. Si en principio fueron una pantalla que imitaba al libro o un libro que imitaba a la pantalla, ahora se trata de una pantalla que imita al papel.

Se habla de la existencia de una histórica dialéctica entre imagen y texto cuyo triunfo es de la imagen sobre el texto y de la existencia de una nueva racionalidad. Si antes era la tinta sobre el papel, ahora son los píxeles en la pantalla los que representan la información. El texto parece haberse reconvertido en una imagen al utilizar la pantalla como nuevo soporte.

María Jesús Lamarca.

NOTA. Este artículo ha sido extraído de mi tesis doctoral defendida en la Universidad Complutense de Madrid: Lamarca Lapuente, María Jesús. Hipertexto, el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. Madrid, 2006.

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