Fichas técnicas
Año:
1989
Duración: 104 min.
Dirección y Guión: Woody
Allen
País: EE.UU.
Interpretación: Woody Allen (Cliff Stern), Joanna Gleason (Wendy
Stern), Mia Farrow (Halley Reed), Martin Landau (Judah Rosenthal), Anjelica
Huston (Dolores Paley), Claire Bloom (Miriam Rosenthal), Stephanie Roth (Sharon
Rosenthal), Alan Alda (Lester Kaufman), Jenny Nichols (Jenny), Gregg Edelman
(Chris Narian) y Martin Bergman (Profesor Louis Levy).
Fotografía: Sven Nykvist
Montaje: Susan E. Morse
Vestuario: Jeffrey
Kurland
Producción: Jack
Rollins y Charles H. Joffe
Productora: Orion
Pictures
Año: 2005
Duración: 123 min.
Dirección y Guión: Woody Allen
País: Reino Unido.
Interpretación: Jonathan
Rhys Meyers (Chris Wilton), Matthew Goode (Tom Hewett), Emily Mortimer (Chloe
Hewett Wilson), Scarlett Johansson (Nola Rice), Brian Cox (Alec Hewett),
Penelope Wilton (Eleanor Hewett), James Hesblit (Detective Banner), Alexander
Armstrong (Sr. Townsend).
Fotografía: Remi
Adefarasin
Montaje: Alisa
Lepseiter
Vestuario: Hill Taylor
Producción: Letty Aronson, Gareth Wiley y
Lucy Darwin
Similitudes y diferencias
Al igual que en Crimen y castigo de Dostoievski, en ambas películas Woody Allen nos presenta ante el dilema de qué estaría una persona dispuesta a hacer o a conservar para cometer un crimen y si se puede vivir sin remordimientos sabiendo que se es un asesino. El detonante del crimen, en ambas películas, es una infidelidad conyugal previa.
En Delitos y faltas hay citas literarias a Shakespeare, Chejov, Emily Dickinson, Joyce y García Márquez y, por supuesto, a Dostoievski. Además, la película describe un asesinato muy similar al que transcurre en Crimen y castigo. En Match Point, al protagonista se le ve leyendo Crimen y castigo y se hace mención a que discute con otro personaje sobre el libro, sin embargo, los prejuicios morales que atormentaron a Raskolnikov, le duran muy poco.
Como es bien sabido, en Crimen y castigo el maestro ruso narra la historia
de Raskolnikov, un joven estudiante de Derecho que no tiene para sobrevivir.
Indignado porque su hermana Dunia va a casarse con un comerciante por dinero,
mata y roba a una vieja usurera que atesora mucho dinero en su casa. También se
ve obligado a asesinar a la hermana de la vieja porque le sorprende en el lugar
del crimen. La policía investiga el caso y le interroga. El crimen hace
que Raskolnikov esté profundamente
atormentado y dude sobre su mala o buena acción. Por fin le confiesa a su amiga
Sonia, así como a su hermana Dunia, las razones de su crimen. Acosado por la
policía, atormentado por su propia conciencia y presionado por las dos mujeres,
no aguanta más y se entrega. Es condenado 7 años a trabajos forzados a Siberia,
donde le visitará Sonia.
Al igual que en Crimen y castigo, lo que plantea Woody Allen en estas dos películas es un conflicto moral sobre el crimen y el castigo, así como sobre la moral, la ética y la religión, sobre la verdad, la culpa, la suerte, la justicia divina y la humana. Allen cuenta la misma historia dos veces en estas dos películas, entre las cuales han transcurrido más de 16 años, pero aunque las sitúa en distintos lugares (Nueva York y Londres), las presenta con personajes e historias distintas y con algunos matices diferentes, en esencia, se trata del mismo tema.
El resumen de ambas películas es que la maldad no siempre es castigada. No existe moral religiosa y el único castigo está dentro de las personas. Sin embargo, hay personas que pueden vivir perfectamente sin sentir remordimientos tras haber cometido un terrible crimen.
En ambos casos, las historias individuales, así como las historiales corales le sirven Allen para hacer tanto una ácida crítica de la sociedad norteamericana (Delitos y faltas) como de la alta sociedad inglesa (Match Point).
Allen critica en Delitos y faltas la falta de moralidad de la sociedad norteamericana situada en los años 80 en donde las malas personas “respetables” que carecen de escrúpulos se hacen ricas y son capaces de cualquier cosa con tal de mantener su nivel de vida.
Existen dos tramas una de carácter más cómico (la que protagoniza Allen) y otra de carácter dramático (la del oftalmólogo Judah) que acaban uniéndose en un final magistral, pero la temática de la trama trágica es la que retoma y revisita Woody Allen para hacer Match Point. En este último caso con tintes más trágicos y sin las teorizaciones morales de personajes como el rabino o el profesor Levy que aparecían en la primera película.
Resulta curioso y metafórico que en Delitos y faltas, todos los personajes tengan alguna relación con el tema de la visión: Judah es oftalmólogo y su padre habla de que los ojos de Dios lo ven todo, Cliff es cineasta y su oficio es mirar, al igual que Lester que es un productor de televisión, el cadáver de la mujer asesinada tiene los ojos abiertos, Ben es un rabino que está perdiendo la visión y al final se queda ciego, etc.
En Match Point, se narra el ascenso en sociedad de un joven arribista que es capaz de todo para ascender socialmente y que incluso llega a asesinar cuando pretende mantener el estatus social que ha conseguido. Para ello, Allen utiliza una bella metáfora tenística para hacernos ver que la suerte y no el talento es lo que importa en la vida. Chris hará cualquier cosa para mantener el estatus que ha alcanzado, incluso asesinar. En la película, Woody Allen también pone en tela de juicio la moralidad de la alta sociedad inglesa, el consumismo, la banalidad, las infidelidades, la hipocresía y el clasismo.
Al final, igual que una pelota que
da en la red cae a uno u otro lado por azar, Chris se salva por azar ya que
tira el anillo de la anciana al río y éste choca contra el muro sin caer al
agua. Un drogadicto al que posteriormente matan, lo encontrará y la policía
acusará a éste del crimen, por lo que Chris quedará impune y vivirá feliz con
su nuevo estatus social. En este caso, no hay teorizaciones o debates morales,
sino pura acción con pinceladas de misterio. En ambas películas la consecuencia
es la misma: el
crimen aquí tampoco es castigado y no existe moral para el personaje ni para la
sociedad que representa. Las dos
películas tratan sobre la culpabilidad, pero Match Point añade la
temática de la suerte.
Las películas de Allen, cargadas de psicología y reflexiones sobre lo divino y lo humano, demuestran que el director conoce a fondo la naturaleza humana.
Si Match Point se centra en la tragedia, Delitos y faltas combina a la
perfección comedia y drama, el humor ácido y el pesimismo más atroz. Se trata
de una reflexión sobre la moralidad de la que queda un regusto agrio en la
mente del espectador. El crimen puede quedar impune y sin castigo, mientras que
ser fiel a los propios principios suele conducir al fracaso. Es una película
existencialista que habla sobre el sentido de la vida a través de las
situaciones y las decisiones morales de los dos protagonistas: Clifford y
Judah.
En palabras del Profesor Levy: “Todos nos enfrentamos en nuestra vida con
decisiones, elecciones morales. Algunas son a gran escala, muchas de estas
decisiones son en aspectos menores. Pero nos definimos a nosotros mismos por
las elecciones que hemos hecho. Nosotros somos en efecto, la suma de todas
nuestras acciones. Los eventos son tan impredecibles e injustos, la felicidad
humana no parece estar incluida en el diseño de la creación. Solamente estamos
nosotros, con nuestra capacidad de amar y darle sentido al universo
indiferente. Y de todas maneras, la mayoría de los seres humanos parecen tener
la habilidad de seguir intentando encontrar disfrute en las cosas pequeñas como
su familia, su trabajo, y la esperanza de que futuras generaciones puedan
entender todo esto mejor”.
Esto es lo que nos presenta Woody Allen en ambas películas, pequeñas y
grandes decisiones a las que se enfrentan los personajes. Dos películas, dos
infidelidades, dos crímenes y en las dos, los malos triunfan y quedan sin
castigo, mientras que los idealistas y las buenas personas, están condenadas al
fracaso.
Diferencias en la estructura narrativa de ambas películas
En Delitos y faltas hay dos historias entrelazadas que están narradas
de forma lineal, aunque una de ellas tiene algunos flashbacks. La acción
se desarrolla en Nueva York en torno a los años 80 y las dos historias se
entrecruzan narrándose en el mismo tiempo y en la misma ciudad, en paralelo.
La primera historia es la del prestigioso oftalmólogo Judah
Rosenthal (Martin Landau), un hombre ejemplar con una posición inmejorable
entre sus vecinos y una familia modelo. En principio, sólo comete un fallo: una
aventura extramarital con Dolores (Angélica Huston). Cuando ésta quiere
destruir su matrimonio y su posición social, Judah no duda en llamar a su
hermano para que encargue el crimen a un sicario.
La otra historia es la del perdedor Clifford (Woody Allen),
un hombre casado que ha agotado su matrimonio, un director de documentales
fracasado a quien llega su oportunidad cuando su cuñado Lester (Alan Alda), a
petición de su hermana, le ofrece grabar su vida de éxito y de triunfador. Poco
después conoce a Halley (Mia Farrow), una chica con la que comparte gustos y
aficiones y de la que enseguida se enamora. Se plantea entonces un interrogante
¿Cómo acabará esta otra historia de amor?
Estos dos relatos son la base para
plantear diversas cuestiones filosóficas (la duda, la inmortalidad, la verdad,
las creencias, etc.), religiosas (Dios, el pecado, la fe, el perdón, etc.),
éticas (moral, justicia, virtud) y psicológicas (culpa, remordimientos, etc.) y
doctrinales (el teísmo, el nihilismo, el agnosticismo, etc.), así como otras
cuestiones vitales como el amor, la muerte, el dolor, etc. Lo que se plantean
son continuos interrogantes y concepciones contrapuestas. Esta mezcla de drama
y comedia no sólo plantea contraposiciones entre los personajes principales:
Judah, Cliff y Lester, sino también entre los secundarios: los religiosos Ben y
el padre de Judah, la tía atea; el existencialista Levy, etc. Hay un juego de
dualidades entre religión y escepticismo, virtud y pecado, justicia e
injusticia, cine y realidad, etc.
La trama de ambas historias, una combinación
perfecta de tragedia y comedia que convergen al final cuando se encuentran en
una boda los personajes de las dos historias, resulta verosímil e interesante y
permite una honda reflexión sobre la naturaleza humana, la culpa, el castigo y
la moral tanto individual como social. La diferencia de tono entre las dos
historias enriquece las consideraciones éticas y morales que se van
desarrollando.
En la historia del oftalmólogo se
producen algunas analepsis en forma de flashbacks como cuando Judah
visita la casa de su infancia, y puede ver a su familia y a sí mismo de niño
ante una mesa cenando en Pascua. También hay una escena en una sinagoga donde,
tras haber presenciado el cadáver de su amante asesinada, Judah se puede ver a
sí mismo de joven escuchando a su padre hablar sobre que Dios todo lo ve y que
nada escapa a su mirada Ve a los justos y a los réprobos y estos últimos serán
castigados.
En muchas ocasiones, la unión de
las dos historias de Judah y Cliff se hace por medio del visionado de películas
de cine clásico por parte de Cliff y su sobrina o, por los documentales que rueda Cliff tanto
a su cuñado Lester, como al profesor Levy. De esta forma se ponen de manifiesto
distintas situaciones y distintas consideraciones morales, hasta la
convergencia final de las dos tramas.
Delitos y faltas cuenta con un excelente guión y
unos diálogos magistrales. Allen hace una fantástica introspección sobre la
naturaleza humana y sobre la sociedad que refleja. No sólo son importantes los
diálogos y situaciones de los principales personajes, sino también los
monólogos del profesor y de otros personajes secundarios. La figura de Allen
que, como en muchas de sus películas se encarna a sí mismo, es la que nos ofrece
la visión y la escala de valores que preside el relato, frente a otras visiones
como la del rabino Ben o la de personajes infieles e inmorales como el doctor
Judah o el cuñado Lester. Se trata de una visión con tintes de ironía, pero
también muy pesimista.
En Delitos y faltas las historias
están tratadas con gran realismo y naturalidad, aunque parece una tragedia
también tiene numerosos toques de humor. La figura de Allen cuando aparece en
escena contribuye a ello. Hay algo de suspense, aunque no se trata de un thriller,
pero se desarrolla como tal. Aunque es del año 1989, en algunas secuencias
semeja una película de cine negro de los años 40 como las películas que
visionan Allen y su sobrina. El suspense no se basa en qué pasará, sino en qué
decisiones tomarán los personajes. Todas las vidas llegan a estar relacionadas
y hay varias historias entrelazadas, pero la que cobra mayor relevancia es la
del doctor que quiere matar a su amante.
Drama pesimista cuyos personajes
nos muestran la mediocridad de las personas triunfantes en la sociedad y su
perversión a la hora de conseguir sus deseos. La terrible conclusión es que
sólo las personas sin escrúpulos y los arrogantes como Judah o Lester triunfan
en la vida.
Como hemos dicho anteriormente, Delitos y
faltas y Match Point comparten el mismo hilo argumental, aunque en Match Point sólo se sigue una historia.
En ésta, el bien tampoco sale triunfante.
En Match
Point, Woody Allen se centra en una única historia que comienza en forma de
comedia dramática, pero va avanzando en forma de drama e intriga hasta la
tragedia. No es baladí que Chris, el protagonista, lea Crimen y castigo en su apartamento.
La narración de Macht Point es lineal. Se nos va
presentando al personaje desde que se instala en Londres hasta que va
ascendiendo socialmente, comete el crimen y por fin éste se resuelve. El hilo
argumental es como el de un thriller o una película de misterio que
mantiene el suspense hasta que el crimen se resuelve como un partido de tenis,
con una bola de partido (macht point).
La ciudad de Londres con sus cielos grises, el anillo que cae bajo el puente
del Támesis, la aparición de los dos policías con sus sospechas y pesquisas,
son todas ellas características propias del género negro y policíaco.
La película comienza en la pista
de tenis alrededor de la red de tenis con una ópera sonando y con unas palabras
de Chris: “Aquel que dijo Mas vale tener
suerte que talento”, conocía la esencia de la vida”. La metáfora de la pelota
que choca con la red y caerá a uno u otro lado por azar, continuará
desarrollándose hasta el final de la película cuando el anillo robado a la Sra.
Eastby en vez de caer al Támesis cae al suelo al chocar con un muro. Parece que
en ese momento la suerte está echada y que Chris perderá, pero que el anillo
haya caído en ese lado de la red será, precisamente, lo que le salvará. El
anillo es encontrado en el bolsillo de un drogadicto también asesinado, y la
policía acusará a éste del crimen, por lo que Chris no acaba inculpado. Las
escenas finales en la Comisaría y los diálogos entre uno de los policías que le
cuenta a su mujer que ha soñado con la resolución del crimen ponen en vilo a
los espectadores y están rodadas como las de una película de suspense y
misterio.
Toda la película tiene visos de
verosimilitud, excepto una escena en la que, tras cometer el crimen, Chris es
capaz de ver vivas a las dos mujeres asesinadas Nola y la vecina de enfrente,
la Sra. Eastby, y mantener una conversación con ellas. En ella le dice a Nola: Nola, no fue fácil, pero al llegar el
momento pude apretar el gatillo y a la Sra. Eastby: Los inocentes son sacrificados a veces para dar paso a una orden mayor.
Vd. fue un daño colateral. Y añade: Lo
correcto sería ser descubierto y castigado. Al menos habría una mínima señal de
justicia, una mínima cantidad de esperanza.
Como anteriormente se ha dicho, la
tensión narrativa de la película va en aumento a medida que se desarrolla la
película y la conclusión final es desoladora: No hay castigo para los que obran
mal. El único castigo es la suerte, que la pelota caiga a uno u otro lado de la
red.
Semejanzas y/o diferencias de la puesta en escena
En Delitos y faltas hay muchos personajes principales y secundarios bien desarrollados y armonizados, se narran dos historias paralelas y hay cambios constantes de escenarios. La exposición de la historia, los cambios de ritmo y tiempos (flashbacks incluidos), y la mezcla de comedia y drama, hacen que la puesta en escena sea realmente compleja, aunque muy bien resuelta en la narración (con un final magistral donde todo confluye y se resuelve) y en el montaje. Los diálogos son excepcionales, algunos muy ocurrentes y otros con una carga de profundidad filosófica extraordinaria y lo que es más sorprendente, en algunos casos logra combinar comicidad y metafísica en estado puro, a partes iguales. Todos ellos muy bien elaborados. En la fotografía de Delitos y faltas predominan los colores crema, hay contraluces y claroscuros, buenas composiciones y un excelente trabajo de cámara. Y la banda sonora, en la que predominan el jazz y el swing es una de las mejores de Allen ya que aporta el tempo y el ritmo adecuados para el tema tratado, crea las atmósferas precisas para las acciones de los personajes y conduce los sentimientos del público hacia lo que sugieren las imágenes.
Si en Delitos y faltas hay muchas dosis de
humor y drama a partes iguales, mucha filosofía y unos perfectos diálogos no
sólo entre los personajes protagonistas, sino también entre los secundarios, en
Match Point, por el contrario
hay escenas de pasión, lujo, intriga e, incluso, sexo. Match Point se basa más en la puesta en escena que en los diálogos
de los protagonistas (a pesar de que su guión fue candidato al óscar). Hay más
suspense y misterio que en la anterior, mayor corrección formal con una
frialdad que pasma (y más sabiendo que procede de un director tan subjetivo y
personal como Allen), y un cuidado estético mucho mayor. (A pesar de ello, a mí
me gusta más la primera, quizás porque es genuinamente una obra Woody Allen, mientras
que el objetivismo de Match Point podría
haber sido ejecutada por cualquier otro buen realizador).
Por
primera vez, Allen no sitúa la trama en Nueva York, sino que ambienta la acción
de Match Point en Londres, el Londres
de las clases altas inglesas con sus viejas costumbres victorianas ahora
renovadas, pero donde sigue contando más el linaje y la posición social de
cuna, que el éxito individual o profesional. La ópera, que ocupa la mayor parte
de la banda sonora de esta película, contribuye a construir este ambiente
selecto y elegante, aunque no por ello lleno de hipocresías, pero a la vez
contribuye a la tensión y al desarrollo trágico de la historia dramática.
En Match Point hay un formalismo delicado,
una fotografía muy buena y una sobria puesta en escena en la que casi no se
observan los movimientos de cámara. Se puede decir que prima más la historia
que la forma. En este caso, el maestro Allen no privilegia los diálogos sobre
la imagen, como suele hacer en sus filmes.
Sin embargo, hay momentos de puesta en escena y diálogos muy brillantes como
cuando Chris está ante una mesa de ping-pon y se oye la voz de Scarlett
Johansson, fuera de campo, que pregunta: ¿Quién
es mi próxima víctima? ¿Tú? De pronto, aparece en pantalla una mujer fatal
maravillosa como en las mejores escenas de cine clásico. - ¿En dónde me he metido? Contesta él. Y sigue Nola: ¿Te han dicho alguna vez que tienes un juego
muy agresivo? Chris:¿Te han dicho
alguna vez que tienes una boca muy sensual? Así comenzará el tórrido y
tormentoso romance entre ambos que se consumará cuando se quiten la ropa en un
campo de maíz, y la premonición de que en esta historia habrá una víctima,
aunque no en el sentido en el que el espectador se imagina (…que también). Al
contrario que en Delitos y faltas,
aquí el crimen es más atroz, ya que es cometido directamente por el
protagonista y no por un sicario a sueldo. La frialdad a la hora de cometer el
asesinato está en consonancia con la frialdad con que se muestran los hechos y
la objetividad con que parece moverse la cámara.
Las reuniones sociales y familiares para contraponer los puntos de vista de los personajes.
Ambas son películas corales en las que intervienen muchos personajes. En ambos casos, las reuniones sociales y familiares son algo más que el decorado para situar las historias o los personajes. Las reuniones familiares sirven para situar a las personas en su ambiente, para que sepamos de su procedencia y su extracción social, pero también para que de las interrelaciones entre ellos sepamos lo que piensan, nos informan sobre sus creencias, ideas, actitudes, etc. Las reuniones sociales sirven, a su vez, para indicarnos qué lugar han logrado esos personajes en la sociedad, pero también para hablarnos acerca de las sociedades mismas en las que los personajes están inmersos y de los valores morales que predominan, en un caso, en la sociedad estadounidense de finales de los años 80 y, en el otro, en la alta sociedad londinense a principios del siglo XXI.
En Delitos y faltas destacan dos reuniones familiares: la de la cena de Pascua de la familia judía de Judah donde los personajes, entre los que destacan su padre y su tía May, reflexionan y teorizan sobre la vida, la moral, la filosofía, la fe, las creencias, la muerte, etc. Las conversaciones son agudas e inteligentes y desarrollan, precisamente, los mismos temas que plantea la película, aunque cada personaje tiene una teoría moral, religiosa o ética sobre la vida y esto sirve para discutir y poner sobre la mesa los distintos valores e interrogantes morales. En un momento dado, los comensales discuten sobre la moral y los impulsos humanos, sobre la fe y el nihilismo. Judah niño pregunta: “¿Y si un hombre comete un crimen? ¿Y si mata?” El padre contesta: “En Shakespeare o el Viejo Testamento, el crimen siempre sale a la luz”. Tras haber cometido el crimen, aparece otra escena de Judah joven con su padre en la sinagoga donde le escucha hablar sobre que Dios todo lo ve y que nada escapa a su mirada. Ve a los justos y a los réprobos y estos últimos serán castigados. Judah ha recibido una educación judía hiperreligiosa y en un primer momento tiene sus dudas morales sobre lo que ha hecho.
Las reuniones sociales y familiares para contraponer los puntos de vista de los personajes.
Ambas son películas corales en las que intervienen muchos personajes. En ambos casos, las reuniones sociales y familiares son algo más que el decorado para situar las historias o los personajes. Las reuniones familiares sirven para situar a las personas en su ambiente, para que sepamos de su procedencia y su extracción social, pero también para que de las interrelaciones entre ellos sepamos lo que piensan, nos informan sobre sus creencias, ideas, actitudes, etc. Las reuniones sociales sirven, a su vez, para indicarnos qué lugar han logrado esos personajes en la sociedad, pero también para hablarnos acerca de las sociedades mismas en las que los personajes están inmersos y de los valores morales que predominan, en un caso, en la sociedad estadounidense de finales de los años 80 y, en el otro, en la alta sociedad londinense a principios del siglo XXI.
En Delitos y faltas destacan dos reuniones familiares: la de la cena de Pascua de la familia judía de Judah donde los personajes, entre los que destacan su padre y su tía May, reflexionan y teorizan sobre la vida, la moral, la filosofía, la fe, las creencias, la muerte, etc. Las conversaciones son agudas e inteligentes y desarrollan, precisamente, los mismos temas que plantea la película, aunque cada personaje tiene una teoría moral, religiosa o ética sobre la vida y esto sirve para discutir y poner sobre la mesa los distintos valores e interrogantes morales. En un momento dado, los comensales discuten sobre la moral y los impulsos humanos, sobre la fe y el nihilismo. Judah niño pregunta: “¿Y si un hombre comete un crimen? ¿Y si mata?” El padre contesta: “En Shakespeare o el Viejo Testamento, el crimen siempre sale a la luz”. Tras haber cometido el crimen, aparece otra escena de Judah joven con su padre en la sinagoga donde le escucha hablar sobre que Dios todo lo ve y que nada escapa a su mirada. Ve a los justos y a los réprobos y estos últimos serán castigados. Judah ha recibido una educación judía hiperreligiosa y en un primer momento tiene sus dudas morales sobre lo que ha hecho.
En Match Point a
través de las reuniones familiares, se nos muestra a una sociedad clasista en
donde para triunfar en la vida no vale únicamente triunfar en la profesión o en
los negocios (como sí ocurría en la sociedad norteamericana reflejada en Delitos
y faltas), sino que hay que pertenecer a la alta sociedad inglesa de hecho
y no de derecho, esto es, por razones de sangre. De ahí que la escena final de Match Point deje patente que Chris ha
alcanzado por fin el estatus que buscaba, no sólo cuando se casa con la hija y
trabaja en la empresa de la familia, sino cuando tiene un hijo con Chloe y ha
aportado un nieto y un heredero a la familia. La película acaba con la reunión
familiar con el bebé y música de ópera de fondo. No hay que olvidar que Chris
ha asesinado a Nola que esperaba también un hijo suyo (y que Nola también
abortó a petición de Tom cuando ambos mantuvieron una relación). El joven Chris
no sólo ha quedado impune de su crimen, sino que ha conseguido su objetivo y lo
que más ambicionaba: mantener el estatus social conseguido y entrar en la
familia Hewett.
La casa
de campo de los Hewett, donde hacen las reuniones familiares, sirve para
ponernos en antecedentes de la clase social a la que pertenecen estos: tienen caballos
para practicar hípica, sala de armas para practicar tiro, van a la caza del
urogallo, tienen biblioteca, terraza con piscina, jardines y un campo de maíz.
Lo padres tienen un Mercedes con chófer y Tom un BMW descapotable, les reciben
un ama de llaves y un mayordomo, y los invitados departen sobre el césped. En
todo momento se oye música de ópera de fondo.
En cuanto a las reuniones sociales, nos indican a dónde han llegado los personajes, en qué ambientes se mueven, si han tenido éxito o no en la sociedad. Pero también, nos muestran a una sociedad donde lo importante es el dinero, el consumo o el triunfo material. En el caso de Match Point, al contrario que en Delitos faltas, los personajes hablan de banalidades se dedican a criticar a las personas o a mofarse de los que no son de su clase ni tienen gastos caros o lujosos.
Delitos y faltas comienza con un banquete y una reunión en el Club de campo con los asistentes vestidos de etiqueta asistiendo a un acto en homenaje al oftalmólogo Judah Rosenthal. Esta reunión social sirve para presentarnos al personaje y lo que nos muestra es el ascenso social del mismo. El orador ensalza al amigo, al padre, al esposo, al compañero de golf, al médico, al melómano que compra objetos de arte (pintura y escultura) y conoce los mejores restaurantes de París, así como los mejores hoteles de Atenas, Rusia, etc. El homenaje nos presenta a un personaje que ha triunfado y se ha hecho a sí mismo, como mandan los cánones del éxito en una sociedad como la norteamericana, basada en el ascenso profesional y el enriquecimiento individual.
En cuanto a las reuniones sociales, nos indican a dónde han llegado los personajes, en qué ambientes se mueven, si han tenido éxito o no en la sociedad. Pero también, nos muestran a una sociedad donde lo importante es el dinero, el consumo o el triunfo material. En el caso de Match Point, al contrario que en Delitos faltas, los personajes hablan de banalidades se dedican a criticar a las personas o a mofarse de los que no son de su clase ni tienen gastos caros o lujosos.
Delitos y faltas comienza con un banquete y una reunión en el Club de campo con los asistentes vestidos de etiqueta asistiendo a un acto en homenaje al oftalmólogo Judah Rosenthal. Esta reunión social sirve para presentarnos al personaje y lo que nos muestra es el ascenso social del mismo. El orador ensalza al amigo, al padre, al esposo, al compañero de golf, al médico, al melómano que compra objetos de arte (pintura y escultura) y conoce los mejores restaurantes de París, así como los mejores hoteles de Atenas, Rusia, etc. El homenaje nos presenta a un personaje que ha triunfado y se ha hecho a sí mismo, como mandan los cánones del éxito en una sociedad como la norteamericana, basada en el ascenso profesional y el enriquecimiento individual.
La
película termina también con una boda, la de la hija de Ben que es a la vez un
encuentro familiar y, sobre todo, social ya que permite que todos los
personajes de las distintas tramas de la película se encuentren y se produzcan
los desenlaces. Los diálogos y las situaciones entre ellos irán poniendo punto
y final a todas las historias planteadas a lo largo de la película.
En Match
Point, toda la película se desarrolla en torno a los ambientes sociales de
las clases altas inglesas a los que el joven Chris quiere aspirar. Así, se nos
muestra a los personajes en el Club de tenis, en restaurantes de lujo donde se toma
caviar y se bebe champagne, en la
ópera, en el teatro, etc. y estos ambientes sirven para marcar las diferencias
entre los que de verdad pertenecen a esa clase social (tienen gustos caros y
lujosos, juegan en bolsa y viajan) y el arribista que quiere ascender a ella
(que en principio pide pollo asado, pero posteriormente se compra un suéter de
vicuña en la tienda de Ralph Lauren y cuando se casa, tiene un jaguar).
En las
reuniones sociales entre Chris y los Hewett, al igual que cuando la madre habla de Nola con desprecio por ser actriz y
norteamericana y no pertenecer a esa clase social, se marcan las diferencias sociales entre el
joven irlandés y la decadente familia inglesa por los comentarios sobre sus
gustos, propiedades, objetos de consumo, etc. El consumo cultural también marca
las diferencias entre ellos. Los personajes van al cine, al teatro, a la ópera,
a galerías de arte, etc. como símbolo de estatus social y no cultural. En un
momento dado Tom dice, Papá dona
fortunas a la ópera del Covent Garden. ¿Quieres ir a la ópera?, tenemos un
palco y siempre falla alguien. Es la Traviata de las narices. Todas las
conversaciones son insustanciales, excepto cuando Chris se encuentra con un
antiguo compañero del tenis y le cuenta sus temores y progresos: Hay que tener amigos, Henry. Tengo
relaciones con una chica. La familia está forrada de dinero. Una gran finca,
criados, caballos de polo. ¿Verdad que es increíble cómo cambia la vida el que
la pelota salte la red o vuelva hacia ti?
El papel de las localizaciones para situar las historias: Nueva York y Londres
En Delitos y faltas el escenario de fondo es Nueva York, el sitio habitual donde suele filmar Woody Allen y cuyo ambiente tiñe e impregna todas sus películas. La película muestra exteriores como Central Park, la 5ª Avenida y otros escenarios reales como cines, un club de jazz, etc.. Aunque también hay escenarios en estudio.
En un momento dado, el personaje de Allen regala
a su sobrina un libro sobre fotografía de la antigua Nueva York e ironiza sobre
la vieja Quinta Avenida, el viejo Madison Square Garden que ha cambiado de
emplazamiento varias veces, los bares clandestinos de la prohibición, etc. Hace
aquí mención a la poca historia que tiene la ciudad de Nueva York, si se
compara con la antigüedad histórica y artística de que gozan las ciudades de la
Vieja Europa.
En Match
Point los exteriores muestran algunos de los lugares más emblemáticos de
Londres. Chloe hace de cicerone por la ciudad enseñándosela al recién
llegado Chris que es irlandés y realizan un recorrido por el exterior de la
Galería Saatchi, caminan por el Río Támesis y se puede ver el puente de
Westminster, las casas del Parlamento, etc. Ambos pasean frente al Palacio de
Backingham y ven el cambio de guardia, aparece el edificio de la Ópera al fondo,
etc. También se ve la Tate Modern, el
parque St. James, el exterior de la tienda de Ralph Lauren en Chelsea, etc. El río Támesis se puede ver desde el apartamento,
acuden a un palco de la Royal Opera House y Chloe espera en el Palace Theatro mientras Chris comete el
crimen.
Match Point
es un perfecto drama en medio de la opulencia y el lujo de las mansiones
victorianas, los apartamentos de lujo con vistas al Támesis, los restaurantes
carísimos, las tiendas de moda de precios desorbitados, los museos y galerías
de arte moderno, los palcos de la Ópera o los selectos Clubes de tenis. En el
Londres del siglo XXI se comete un crimen a la manera del que cometió
Raskolnikov en el siglo XIX, pero aquí, la ciudad neblinosa y en blanco y negro
de Jack el destripador ha sido sustituida por los colores de la elegante y
lujosa Londres contemporánea. Y los protagonistas no son gentes del hampa y de
los bajos fondos, sino guapos, atractivos y asquerosamente ricos. Aunque,
finalmente, el falso culpable resulte ser un drogadicto muerto en un ajuste de
cuentas.
Mientras que el escenario de Delitos y faltas es Nueva York, la
película Match Point rezuma Londres
por todos y cada uno de los fotogramas. En ambos casos, estas ciudades no sólo
sirven para situar a los personajes y sus respectivas tramas, sino para hacer
una crítica agria sobre la moral e hipocresía tanto de la sociedad
norteamericana que basa el éxito social en el dinero, como de la caduca alta
sociedad inglesa que mantiene el linaje
como único modo de situarse o mantenerse en lo alto de la pirámide social.
Cine dentro del cine
Cine dentro del cine
Aparte de que en muchas de sus películas Woody Allen nos muestra sus gustos y su pasión por el cine, en estas dos películas también se añaden otros significados al hecho de que los personajes vayan al cine.
En Delitos
y faltas hay continuas referencias cinéfilas. Se cita Cantando bajo la lluvia y los personajes de Mía Farrow y Woody
Allen la ven juntos en una escena en la que éste último intenta ligar con ella.
La película no se muestra, sino que únicamente se oye una canción de fondo. Woody
dice “Es la única película que tengo, la veo cada 2 meses para mantenerme de
buen humor”. Sin embargo, sí se reproducen imágenes y diálogos de las películas
El cuervo (This gun for hire de Frank
Tuttle, 1941), Matrimonio original
(Mr. And Mrs Smith, de Alfred
Hitchcock, 1941), El último gánster de
Edward Ludwig, 1937 y Happy Go Lucky de Curtis Bernhard,1943. En algún momento también aparecen carteles de cine como La chinoise.
Las secuencias donde aparecen estas películas sirven como nexo de unión de las dos historias paralelas de Judah y Cliff, esto es, cumplen la función de aunar el drama con la comedia y dar a entender a quien visiona el film, que ambas historias son complementarias.
Tras una terrible discusión entre Judah y Dolores, en la película aparecen Cliff y su sobrina Jenny viendo una escena de Matrimonio original (Mr. and Mrs. Smith) la única comedia de Alfred Hitchcok, 1941. La película trata de un matrimonio modélico y singular formado por Davir (Robert Montgomery) y Ann (Carold Lombard), que acostumbra a arreglar sus diferencias encerrándose en su habitación en espera de que el amor lo solucione todo. Un día, ambos descubren cada uno por su cuenta, que por irregularidades legales no están en realidad casados. David le oculta esa información a Ann, sin saber que ella la conoce. Y Ann le echa de casa. Él deberá ingeniárselas para recuperarla, mientras Ann, en un ataque de recuperada soltería, comenzará a coquetear con Jeff, un viejo amigo del matrimonio y socio de David que siempre ha estado enamorado de ella.
Tras la escena en que Judah pide a su hermano, de forma velada, que acabe con su problema y mate a Dolores, aparece otra en la que Cliff y su sobrina ven la película de cine negro El cuervo (This gun for hire) de Frank Tuttle, 1942. En esta escena se ven las imágenes en las que una persona elegante está hablando con su chófer sobre la comisión de un crimen perfecto y sobre cómo matar a una chica para que el crimen quede impune. Tras las imágenes, Cliff le comenta a Jenny: ¡Oh esas cosas sólo suceden en las películas! El cuervo, basada en la novela de Grahan Green y protagonizada por Verónica Lake y Robert Preston, es una película de cine negro en la que un matón llamado Raven (cuervo) es contratado para que cometa un asesinato.
Tras una escena en la que Judah recibe la noticia de que un inspector de policía le ha llamado a la consulta, se pasa a otra escena en el interior de un cine en el que se proyecta la película Happy Go Lucky de Curtis Bernhardt, 1943, una comedia musical en donde una actriz canta, acompañada de una orquesta, la canción Murder He Says. Cliff y su sobrina comentan la película y opinan que es divertida y Jenny le dice que cuando sea mayor quiere convertirse en actriz. Cliff le contesta: "No quiero que sea actriz. Quiero que esté en el Tribunal Supremo, o sea médico o algo por el estilo. El negocio del espectáculo es como una merienda de negros". Al final de la escena le dicen por teléfono a Cliff que el profesor Levy se ha suicidado.
El último gánster la visionan Cliff y su sobrina después de que Halley le haya dicho que se marchaba fuera tres o cuatro meses. El diálogo entre ambos termina: No te veré en 3 ó 4 meses, es como si me mandaran a la cárcel todo este tiempo. Entonces se ven las imágenes de la película donde aparece el penal de Alcatraz en San Francisco, las celdas y Edward G. Robinson metiendo ropa un una lavadora industrial en cuyo tambor girando aparecen las palabras días y meses sobreimpresionadas. La sinopsis de esta película es la siguiente: Mientras el mafioso Joe Krozas (Edward G. Robinson) cumple condena en prisión, su esposa se ha desembarazado de los turbios asuntos de su marido y ha iniciado una nueva vida con el reportero Paul North (James Stwart), con el que vive junto al hijo que tuvo con Krozac. Cuando los diez años de pena en Alcatraz se cumplen, Joe es liberado y no piensa en otra cosa que en vengarse de su mujer recuperar a su hijo.
Así pues, además de un homenaje al cine y al cine clásico norteamericano de los años 40 en particular, en Delitos y faltas el que los personajes vayan al cine cumple una función narrativa que es unir las secuencias que tratan las dos historias paralelas. Una genial idea y muy fructífera a la hora del montaje.
En Match Point, cuando tras recorrer la ciudad de Londres, Chloe y Chris aparecen el interior de un cine, es allí donde se dan el primer beso. Posteriormente quedan para ir al cine, en principio les da igual la película, pero Chris quiere asistir pensando que irá Nola. Se ve un letrero luminoso que anuncia la película y al descender del taxi, Tom grita sorprendido ¡Diarios de motocicleta! Chloe contesta: "Seguro que la ha elegido ella (Nola). No me creo que sea la que tú quieres ver". La película, didiriga por Walter Salles, 2004 narra el viaje del Ché Guevara (Gael García Bernal) y su amigo Alberto Granados (Rodrigo de la Serna) por América Latina cuando el Ché apenas contaba 23 años. Así pues, en este caso, la secuencia de la película sirve para marcar las diferencias entre los gustos de Nola y los de la rica familia de la alta sociedad inglesa.
Mientras en Delitos y faltas, ir al cine tiene un sentido educativo y didáctico que Cliff quiere inculcar a su sobrina (aparte de las funciones de encadenado entre las dos tramas de la historia y del propio homenaje al cine, que se han expuesto anteriormente), en Match Point los personajes van al cine como un acto social y como otra forma cualquiera de ocio y consumo cultural: teatro, cine, museos, conciertos, etc.
El papel de la música: El jazz en Delitos y faltas y la ópera en Match Point
La música y los sonidos también
contribuyen a crear un escenario. El jazz es la música norteamericana
por excelencia y Delitos y faltas se desarrolla íntegramente en Nueva
York. De sobra es conocido que Allen toca el clarinete con una orquesta de jazz
en un pub de Nueva York y que ha dado conciertos con su banda por todo el
mundo. Por el contrario, en Macht Point, la ópera no sólo construye un
escenario situando a los personajes en un ambiente de clase alta londinense,
sino que también las distintas piezas de ópera van anunciando la tragedia que
se avecinará.
En
Delitos y faltas hay algunas citas sobre Mozart, Bach y Schubert, y también
la banda sonora contiene extractos de estos dos últimos. Se escuchan, pues,
algunos temas de música clásica, pero sobre todo, en la banda sonora hay temas
románticos y caribeños, y predominan los ritmos de jazz y swing. Entre las
canciones de Delitos y Faltas
encontramos las siguientes:
- Rosalie (Cole Porter)
- Dancing on the Ceiling (Richard Rodgers y Lorenz Hart)
- Home Cooking (Hilton Ruiz)
- I’ve Got You (Frank Loesser y Jacques Press)
- Murder He Says (Frank Loesser y Jimmy McHugh)
- Cuban Mambo (Xavier Cugat, Rafael Angulo y Jack Wiseman)
En una de las escenas, los personajes visitan un club de
jazz y se ve y oye a una orquesta tocando Rosalie
(música diegética). También aparece la canción All I Do Is Dream of You
cuando los personajes visionan la película Cantando bajo la lluvia, de
la que no se ve ninguna imagen, simplemente se oye esta canción de fondo.
El jazz, es pues,
la música adecuada para la ambientación de una historia que se desarrolla
íntegramente en Nueva York, no en vano, es un género que nació en el siglo XIX
en Estados Unidos y que sirve para identificar a la sociedad norteamericana.
También los personajes pertenecen a una clase social culta, intelectual y de
éxito social que, como el jazz,
combina las raíces de la música popular con la música clásica. La improvisación
y la libertad interpretativa propias del jazz,
dan a la película un tempo y un ritmo muy adecuados para el tema que se está
tratando y las distintas piezas crean las atmósferas precisas no sólo para las
acciones de los personajes, sino también para los sentimientos del público. La
película tiene una excelente y profusa en cantidad y calidad, banda sonora.
En Match Point los
personajes van a la ópera, pero también la ópera está presente como elemento no
diegético. Las piezas de distintas óperas van anunciando, in crescendo, la tragedia. Mientras que Chris comete el asesinato
de Nola y dispara a la vecina del apartamento de enfrente, también se oye ópera
de fondo aunque, en contraposición, su mujer Chloe le está esperando para ir
juntos a un musical.
Fragmentos de Verdi, Rossini, Bizet y Donizetti sirven para
aliñar las escenas de pasión, bodas, misterio, tragedia y, por fin, triunfo; y
crean en los espectadores los sentimientos y las emociones adecuadas para cada
ocasión. La película comienza con música de ópera sonando alrededor de una red
de tenis y termina con música de ópera con la familia reunida y brindando en
torno al bebé que Chris y Chloe han traído al mundo. ¡Bola de partido!
Fotogramas
de Delitos y faltas (Woody Allen,
1989)
Fotograma de Match Point (Woody
Allen, 2005)
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